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Reportaje:

El centro de parapléjicos de Toledo, desatendido y mal aprovechado

Una huelga total, protagonizada por los médicos y los enfermos del Centro Nacional de Rehabilitación de Parapléjicos de la Seguridad Social, situado a pocos kilómetros de Toledo, y una manifestación en muletas y sillas de ruedas de estos últimos, desde el hospital hasta la ciudad, han recabado la atención sobre los muchos problemas que existen en dicho centro, inaugurado hace cuatro años por el que era entonces ministro de Trabajo, Licinio de la Fuente, y olvidado inmediatamente después de que dejara la cartera ministerial.El hecho de que el único hospital de rehabilitación de parapléjicos de este país, y uno de los mejores de Europa en cuanto a instalaciones y medios técnicos, se haya convertido ahora en un hospital desaprovechado y mal atendido no se explica sino desde el punto de vista de que fue «obra política», en lugar de una obra social. Parece que ahora no hay nadie dispuesto a mantener en condiciones dignas el hospital que Licinio de la Fuente mandó construir en su provincia natal, a la que prestó gran atención en cuanto a pensionistas, jubilados y minusválidos se refiere. «Costamos demasiado dinero al Estado para que esto funcione bien», dicen los pacientes. El mantenimiento de cada enfermo cuesta a la Seguridad Social alrededor de las 7.000 pesetas diarias. Tal vez por eso un ala del edificio no está habitada, la tercera fase no se va a construir, al menos a plazo medio, y los escasos pacientes que en él se encuentran están atendidos a medias.

Plazas vacantes sin cubrir

Actualmente, el Centro Nacional del Rehabilitación de Parapléjicos de la Seguridad Social de Toledo acoge a menos de 150 enfermos, aunque tiene capacidad para el doble, pero los seis médicos rehabilitadores que quedan de la plantilla de veintidós con la que se inauguró el hospital no dan para más. Desde su puesta en marcha, en 1974, unos médicos por motivos personales y otros porque no se les pagaba se han ido marchando del centro y no se han vuelto a convocar oposiciones para cubrir las plazas que dejaron vacantes. Así se ha llegado a la anómala situación de que los servicios de la UVI tienen que ser atendidos únicamente por el anestesista, con la particularidad de que cuando éste está ausente u ocupado en alguna intervención quirúrgica el paciente que llega de urgencia se ve obligado a esperar a trasladarse a hospitales no especializados, de manera que cuando ingresa en el centro de Toledo lo hace en una situación agravada por úlceras e infecciones que se podían haber evitado en circunstancias normales.De la misma manera, un solo urólogo tiene que atender a los 165 pacientes del hospital, hasta el punto de que se han contabilizado retrasos en las operaciones de dos a seis meses. Cuando el urólogo está sobrecargado de trabajo -hecho muy frecuente debido a que la urología engloba uno de los problemas de los parapléjicos-, o asiste a algún congreso o está de vacaciones, los enfermos tienen que ser trasladados a la residencia sanitaria de Toledo, de donde pocos salen satisfechos, debido a las largas esperas y la escasa especialización.

El servicio de traumatología, por otro lado, carece de titular, e igualmente carecen de radiólogo. «No podemos realizar exploraciones de calidad

-cuenta uno de los médicos- y solamente la excelente disposición de ATS y auxiliares de rayos X nos han permitido ir tirando en algo tan imprescindible para los enfermos como la radiología.» También carecen de otorrino, oculista, dentista, dermatólogo, etcétera.... y quien más y quien menos de los trabajadores del centro realiza funciones que no son las suyas y para las que no está preparado.

"El mejor centro rehabilitador"

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Todas estas deficiencias han culminado, tras largos meses de espera en los que no se ha recibido otra cosa que promesas, en una huelga de siete días en la que médicos y enfermos han paralizado de manera solidaria las actividades del hospital. Alarmados por la situación, desde Madrid se envió a un alto cargo del Ministerio de Sanidad, quien, después de entrevistarse con los afectados, se limitó a decir que «era nuevo en el cargo -jefe de Planificación del Ministerio- y que, por tanto, no podía prometer nada concreto». Tras su visita, los pacientes se dirigieron en manifestación hasta Toledo. Cuando llevaban un kilómetro de marcha fueron obligados al volver por la policía, ya que no contaban con permiso gubernativo.A comienzos de esta semana, el delegado regional de Sanidad, doctor Vinuesa, aseguró a los huelguistas que los problemas más acuciantes, como la incorporación de un radiólogo, un urólogo y un traumatólogo, se realizaría «en cuanto haya alguno que esté dispuesto a cubrir la plaza». Sin embargo, las oposiciones para cubrir vacantes no se han convocado desde hace años y, según versión de los trabajadores y los propios enfermos, parece que existe un boicot por parte de Madrid. La subdirección del centro remitió las preguntas de EL PAIS a Madrid y alegó que el centro tiene problemas, «pero si alguien encuentra otro lugar donde el parapléjico sea mejor atendido, que me lo comunique». Hecho éste realmente difícil, pues el centro de Toledo es el único que hay en este país.

in Madrid nadie parece muy dispuesto a abordar el tema. En la Subsecretaría de Sanidad se limitaron a explicar que desde allí se proponía la fusión del centro de parapléjicos con la residencia sanitaria de Toledo y que su funcionamiento actual dependía del Instituto Nacional de Previsión. En el INP, pese a los intentos de EL PAIS, constantes reuniones de los responsables han impedido que hoy podamos informar de cuáles son las verdaderas causas (boicot, negligencia, intereses políticos o falta de dinero) por las que un centro tan perfectamente equipado y tan necesario, dada la elevada población de parapléjicos, funciona tan mal.

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