Creciente polémica por la reivindicación del estatuto de Cataluña
«Seguramente hasta finales del año que viene no tendremos el estatuto», afirmó ayer Josep Tarradellas en el transcurso de un discurso emitido por radio y televisión a toda Cataluña. Cuarenta y ocho horas antes el presidente de la Generalidad había fijado este plazo, en declaraciones al vespertino Catalunya-Expres, en «dos años o más», lo cual denota la extrema confusión que reina en la política catalana.
Para los parlamentarios catalanes, el continuo anuncio de plazos para la consecución del estatuto de autonomía por parte de Tarradellas, no esconde otra voluntad que la de retrasar en lo posible la obtención del mismo, y por ende, prolongar la Generalidad provisional y su permanencia al frente de la misma.Lejos de los planteamientos de Tarradellas, piensan forzar, desde ahora, la elaboración del texto del estatuto. Prueba de ello es la reunión que mantendrán diputados y senadores catalanes el próximo lunes en Barcelona. El objeto de la misma es constituir una ponencia que trabaje durante los meses de julio y agosto en un anteproyecto de estatuto, el cual sería remitido a la Comisión Constitucional del Congreso al día siguiente de aprobado el referéndum constitucional.
Opuesta a los criterios del presidente es la afirmación pública del diputado Miquel Roca Junyent al señalar que «el estatuto debe hacerse rápidamente, por razones de dignidad. No podemos reclamar la autonomía e instalarnos en una larga provisionalidad».
Los parlamentarios creen que a principios de septiembre puede estar listo el anteproyecto de estatuto y apuntan la posibilidad de que el próximo 11 de septiembre, fiesta nacional catalana, sirva para movilizar al pueblo en apoyo de este anteproyecto.
Tarradellas se ha mostrado también en desacuerdo sobre la oportunidad de celebrar la citada fiesta: «No hemos de pasarnos la vida haciendo de plañideras, celebrando derrotas», ha manifestado aludiendo a la derrota catalana del 11 de septiembre de 1714.
En cuanto al contenido de su discurso, Tarradellas repitió los argumentos hasta ahora expresados para defender su criticada gestión. Volvió a definir el actual proceso preautonómico como más favorable al de 1931 y renovó sus elogios para el Rey y el presidente Suárez.
Uno de los apartados más extensos del discurso fue el que aludía al decreto de bilingüismo recientemente publicado en el Boletín Oficial del Estado. Tarradellas atribuye el decreto a los acuerdos establecidos el pasado 15 de abril entre él y Suárez. Esta afirmación, sin embargo, es contestada por los partidos parlamentarios, los cuales señalan que el decreto ha sido fruto de negociaciones directas con Suárez y al margen de la Generalidad.
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