La investigación científica española
Desde nuestro encierro en los locales del CSIC, de Medinaceli, 4, leemos en EL PAIS del 18 de junio, en el artículo titulado «Formación de nuevos científicos, objetivo del plan trienal de investigación»: «Tampoco se dedica únicamente el plan a la formación de nuevo personal, sino que el plan prevé que se aproveche el personal ya formado no utilizado, lo que constituye uno de los graves despilfarros de nuestra investigación al que tienen que hacer frentelos poderes públicos, y que esta causando una provocada huida de cerebros al exterior o su frustración en el interior ... » «El plan en su conjunto puede entenderse como una respuesta de la Comisión Asesora de Investigación Científica y Técnica -el máximo organismo asesor de nuestra ciencia a nivel nacional- y está apoyado en un detallado inventario de la realidad de nuestra investigación y hasta de sus posibilidades de crecimiento.»Es decir, la Comisión Asesora quiere Jormar nuevos científicos» y «aprovechar el personal formado no utilizado», loables y beneméritas intenciones, sin duda. Pero ¿ha pensado el máximo organismo asesor de nuestra ciencia en la situación del personal formado y en activo que tendrá qué abandonar la investigación, dadas las condiciones laborales injustas y precarias en que se encuentra? Nos referimos al personal que trabaja en distintos proyectos de investigación del CSIC, en régimen de contrato específico, definido como «contrato administrativo para la realización de trabajos específicos, concretos y de carácter extraordinario o de urgencia», sin derecho a seguridad social, hechos por un año por la fabulosa cantidad de 240.000 pesetas, que se cobra en dos veces y con retraso... Puede pedirse incluso al «beneficiado» por uno de estos contratos que tenga dedicación exclusiva al proyecto de investigación en el que trabaja. ¿Cabe clasificar como «específico» o «de urgencia» el trabajo que una persona lleva realizando tres, seis, nueve o diez años, dentro de un proyecto de investigación?
Por supuesto existen en el CSIC otro tipo de contratos más acordes con las funciones que realizamos; pero en cambio no existen unos criterios objetivos de contratación, sino el libre albedrío de unos directores afincados desde hace años, que frecuentemente dan el visto bueno o niegan el contrato por motivos personales e incluso familiares.
Señores de la Comisión Asesora, lamentamos mucho tener que informarles de que su «inventario de la realidad de nuestra investigación» no es completo. Queremos pedirles que, antes de formar nuevos científicos, den de comer a los que tienen en activo, pues si ésta es nuestra situación, los nuevos científicos tendrán que reclutarse en ágún mercado de esclavos, ya que nadie, creemos, aceptaría trabajar en las condiciones en las que lo hacemos nosotros.
Tenemos que aclarar que en este momento estamos sin contrato y, por lo tanto, no cobramos desde noviembre, unos, y diciembre otros; y que no por eso hemos interrumpido el trabajo.
