Necesidad inaplazable de la colegiación de los libreros

Con la elección de una comisión representativa, que se encargará de organizar la futura Federación Nacional de Asociaciones de Libreros, así como de elegir la sede del próximo congreso, el pasado fin de semana fue clausurado en Granada el VI Congreso Nacional de Libreros, en cuyas sesiones han participado unos quinientos profesionales del gremio, procedentes de todo el Estado español.La composición definitiva de esta comisión ha quedado formada, tras la concesión de un voto de confianza por parte de la asamblea general de libreros, por los actuales presidentes y vicepresidentes de las distintas asociaciones provinciales y un miembro, más por cada doscientos libreros censados.

Durante los debates y discusiones de la última ponencia presentada en el congreso de Granada -sin duda, una de las más interesantes, al tratar sobre el tema Asociación de los libreros- y las tres comunicaciones incluidas en la misma (Aspectos político, oficial y legal, Ley y reglamento del libro y Competencias ilícitas), los congresistas decidieron, por mayoría, desestimar, por excesivamente complicada, la reivindicación de un «carnet profesional de librero», lo que en un principio se había propuesto por parte de los propios ponentes, pero que difícilmente habría sido admitido por la legislación vigente.

Algunos de los puntos básicos para la elaboración de los estatutos que regularán el funcionamiento de la futura asociación, que ya estaban recogidos en el texto de la ponencia, son los siguientes: ostentar, en sus respectivos ámbitos, la representación y defensa de la profesión ante la Administración, instituciones, tribunales, entidades y particulares, con legitimación para ser parte en cuantos litigios afecten a los intereses profesionales; impedir la competencia desleal entre los asociados; cumplir y hacer cumplir a éstos las leyes generales y especiales, así como los propios estatutos; evitar el intrusismo profesional; comprobar la veracidad de los datos declarados por los asociados y mantener permanentemente actualizados unas listas y un registro de los mismos; y, finalmente, colaborar con la Administración mediante la realización de estudios, emisión de informes, elaboración de estadísticas y otras actividades relacionadas con sus fines. En todos los casos, los estatutos que se aprueben deberán asegurar la participación democrática de todos los asociados.

Otro de los temas más importantes y polémicos debatidos dentro de esta última ponencia se refirió a la dicotomía entre los conceptos de empresario y librero. A este respecto, aunque se consideró oportuna la existencia de una asociación de empresarios del libro, los congresistas plantearon además la inaplazable necesidad de la colegiación de todos los libreros, al margen de su condición no de empresarios, con lo que se trata de imprimir una mayor profesionalidad.