Afganistán refuerza sus lazos con la URSS
A las seis semanas del golpe sangriento que le llevó al poder, el actual Gobierno de Afganistán ha dado pasos importantes para reforzar sus relaciones con la Unión Soviética, a quien se califica de «nuestro gran vecino del Norte».
Asimismo, han sido detenidas decenas de personas, quizá cientos, partidarias del antiguo régimen y se ha comenzado una purga a fondo de la Administración para separar de ella a los que se califican de «elementos antirrevolucionarios».En sus diarias alocuciones, el primer ministro, Noor Mohammad Taraki, afirma que «nuestros objetivos son la eliminación de la pobreza y la explotación clasista y la potenciación de las capacidades del pueblo afgano».
Taraki, que es también secretario general del Partido Democrático del Pueblo, protagonista del golpe, insiste en que su partido no es comunista y que ni el comunismo ni el marxismo forman parte de la propaganda oficial. Sin embargo, él y su grupo han sido considerados desde hace mucho tiempo como líderes de los comunistas afganos.
Desde el pasado 28 de abril, en que el presidente Mohammad Daud fue muerto a tiros en su palacio junto con sus aliados más fieles y miembros de su familia, el Gobierno Taraki ha anunciado ya una docena de acuerdos con la URSS que importan varios millones de dólares, en campos tales como construcción de autopistas, tecnología de minas y control de insectos.
La URSS es el socio comercial más importante de Afganistán, el mayor proveedor de ayuda, y ha entrenado y equipado al ejército afgano. El primer ministro, Taraki, sin embargo, ha declarado que cualquier ayuda, incluso la norteamericana, será bien recibida.
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