Israel entrega el sur de Líbano a los falangistas cristianos
La aldea maronita Miss-el-Djebel, situada en el sur de Líbano, a menos de tres kilómetros de la frontera israelí, tiene aspecto de fiesta. Los habitantes se han puesto sus vestidos del domingo, porque ayer se llevó a cabo el traspaso de poderes: el general israelí Avigdor Ben-Gal entregó la región a los oficiales cristianos Haddad y Shidak, que ejercen en la aldea el poder en nombre del Ejército libanés.
«Si la ONU no impide el retorno de los terroristas palestinos -dice el mayor Haddad en inglés-, las fuerzas israelíes deberan intervenir en virtud del compromiso adquirido por Israel para proteger a los cristianos del sur de Líbano. » «Israel mantendrá sus promesas», contestó el general Ben-Gal.La bandera blanquiazul con la estrella de David desciende del mástil y en su lugar ondea ahora la del cedro libanés. Un joven aldeano grita: «Viva Israel, viva Líbano». Su grito no es contestado por la multitud, no por no estar de acuerdo, sino porque desconoce el francés. Las caras son sonrientes y acogedoras y las gentes aplauden a los israelíes, mientras los muchachos hacen el signo de la victoria.
¿De qué victoria se trata?. Según el ministro de Defensa de Israel, Ezer Weizman, la «operación Litani», que se inició hace tres meses, «ha creado una situación nueva» y ha proporcionado «resultados positivos» para Israel.
Los expertos militares israelíes los enumeran: en primer lugar, la destrucción de la mayor parte de las bases y campos de la Organización para la Liberación de Palestina en el sur de Líbano (con excepción de los alrededores de Tiro y la fortaleza de Beaufort), entre la frontera y el río Litani. En segundo lugar, ha permitido el establecim lento de una zona tampón entre los comandos de la OLP y la frontera israelí.
Pero, sobre todo, ha permitido el control de las milicias cristianas sobre un «cinturón de seguridad» que se extiende de forma ininterrumpida a lo largo de la frontera líbano-israelí. Los tres enclaves cristianos en esta región ya no son islotes perdidos en medio de una región musulmana sometida a los comandos de la OLP, sino que constituyen puntos de apoyo que permiten a las milicias cristianas controlar todo el «cinturón de seguridad». incluidas las localidades musulmano-chiitas.
Resultados negativos
Este último resultado es el más importante logro de la invasión israelí, según los observadores militares israelíes. Sin embargo, otros observadores se muestran más reservados, ya que ahora la principal preocupación israelí es que, si los comandos palestínos continúan infiltrándose hacia la frontera, la presencia de las fuerzas de la ONU hará más difícil una nueva intervención de Israel en la región.Un redactor del periódico laborista Davar (en la oposición) señala que el objetivo principal de la «operación Litani» -quebrantar la columna vertebral de los palestinos en el sur de Líbano- no ha sido alcanzado. «Como mucho, ha sido una patada en el trasero», afirma el periodista, que añade: «Por el contrario, el golpe más duro ha sido para la población civil, muy castigada por los bombardeos israelíes.»
Otro resultado negativo de la intervención, desde el punto de vista israelí: el reforzamiento del estatuto político de la OLP, convertida en parte contratante en el alto el fuego. «Dado que su derrota militar fue corta, el beneficio político obtenido por la OLP resulta engrandecido», afirma el mismo periodista. La prensa israelí independiente expresó también sus dudas sobre el resultado de la operación.
Por otro lado, resulta evidente que las autoridades israelíes no tienen más que una confíanza limitada en la presencia de la ONU. De aquí su preferencia por las milicias cristianas, a pesar de las protestas del general Erskine, jefe de las fuerzas de la ONU en el sur de Líbano.
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