Tormenta política en Italia por la oposición del Papa al aborto
Mientras la atención política italiana está volcada en los dos referéndum que el domingo deberán votar 41 millones de italianos (sobre la abrogación de la ley Reale acerca del orden público y de la ley que autoriza al Estado a subvencicinar a los partidos políticos) se desencadenó ayer, paralelamente, un duro ataque a la intervención del Papa y del cardenal Poletti contra la nueva ley del Aborto.Se teme que la Iglesia se esté preparando para apoyar un referéndum que anule la ley. Los promotores serían los seguidores del Movimiento a Favor de la Vida, una asociación católica reaccionaria que ha recogido ya casi un millón de firmas contra el aborto.
A esta actitud de cruzada de la Iglesia han reaccionado duramente socialistas y republicanos. La socialista Magnani Noya afirmó ayer que las declaraciones del Papa de anteayer «son inauditas» y que son «una intromisión de la Iglesia en las cosas del Estado». Y añadió: «Si el Vaticano quiere desencadenar una guerra de religión, tendrá en contra todas las mujeres y la colectividad que les sigue.»
En el mismo tono se manifestaron los republicanos y liberales.
Más prudentes los comunistas, aunque Aniello Coppola, director de Paese Sera, escribió ayer que el «Vaticano juega duro» y añade, con una cierta ironía, que «Poletti se ha sacado de la manga, con la aprobación del Papa, el espantapájaros medieval de la excomunión». La Democracia Cristiana se abstuvo de hacer declaraciones pero EL PAIS fue informado ayer que estas declaraciones «han irritado» a la parte más abierta del partido. Como se sabe, la DC estuvo oficialmente contra la ley, pero no puso en práctica en el Senado el obstruccionismo e incluso algunos democristianos votaron a favor para que la ley pudiera ser aprobada, evitando el referéndum que hubiese dividido al país en dos mitades en un momento tan grave.
Mientras se empieza a temer que la Iglesia empuje hacia un referéndum abrogativo de esta ley los políticos se preparan a cambiar la ley que regula la institución del referéndum. Se piensa elevar el número de firmas de medio millón a un millón y medio. Otra propuesta, pero que encuentra resistencia en los socialistas, es la de limitar los temas acerca de los cuales poder organizar un referéndum.
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