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Entrevista:DIARIO DE UN SNOB

Pau Riba

Es una especie de Serrat punk que se forra de raso sus vergüenzas y a quien le gustan, como a mí, las mujeres pálidas y las tartas de fresa:-¿Qué rollo te trae por Madrid, tronco?

-Hablar en las Cortes y explicar mi proyecto de alternativa mediterránea.

-Vale. Ahora una de tiros.

-Hemos estado cuarenta años colonizados, recibiendo de fuera. Somos botes de conserva llenos de conserva. Hay que abrir los botes y exportar.

-Exportar a Pau Riba, por ejemplo.

-Eso lo primero.

-¿Quién es tu profeta?

-Salvador Dalí.

-Bueno, el mío es Pico della Mirandola. No vamos mal.

-También quiero dar un festival punk al aire libre en El Pardo.

-No es mal rollo, pero pueden volar las bofetadas. Aquí hay una cosa que se llama Cristo Rey.

La chica blanca y rubia le mira y quiere meter frase. La otra chica -porque hay otra chica- va de apuntar teléfonos y ser eficiente, dentro de que tira a gorda.

-También voy a cantar en el Alcalá. Dos días

-Te estás integrando, tío.

-Hay que pasar a la ofensiva. A los yanquis, el punk europeo les ha herido de muerte.

-O sea, que Pau Riba cabalga de nuevo. Y en catalán, supongo.

-Sí, claro.

-Haces bien, pero no van a entenderte.

-Las traducciones van en las carpetas.

-Me gustaba más lo de El Pardo. Y con antorchas, si es posible.

-Te estoy hablando de la alternativa mediterránea.

-Alternativa a qué.

-No sé. Alternativa.

-Mucho lo tuyo, tronco. Ahora la de chinos.

-Yo arrastro, ¿sabes?

-Y yo, si vamos a eso.

-La iniciativa nos la han quitado los políticos. Propongo la alternativa musical.

-¿Es otra alternativa, o la misma de antes?

Pero está siendo devorado por una tarta de fresas y frambuesas. Nos vamos a quedar sin punk catalán, sin post-Serrat guarro. Con las chicas no hay nada que hacer. Las dos son suyas.

-A los escritores nos pasa lo mismo -digo por decir algo, a ver si la tarta de frambuesa se entera- En la Feria ya no firmamos libros. Sólo firman los políticos. Y en El Corte Inglés no veas. O sea, que me voy contigo a El Pardo.

-¿O sea, que te va ese vacile?

-Cantidubi.

Melena rizada, un cinismo barcelonés de barrio, cuerpo escueto en el que suenan los collares y los huesos. Seda en los muslos y bisutería en la muñeca. A mí me mola.

-¿Y con quién se habla aquí, en Madrid? -me pregunta.

-Conmigo o con el presidente Suárez.

Al lado tienen una confusión de maletas, mochilas y no sé si algún otro punk de inesperado sexo echando un sueño o un porro.

-¿Y las chorvas? -digo, por si se liga algo.

-Olvídate.

Decididamente, son cosa suya.

-Lo primero voy a montar una rueda de prensa -me dice- En un buen hotel o así.

-Estás muy carroza, tío. Lo primero, incendiar El Pardo. Y luego les cantas punk fino, o sea, al personal.

-!Me estás tomando demasiado en serio -sugiere la devoradora /devorada tarta de fresa-frambuesa.

-No creas.

Pau Riba ha traído a Madrid la alternativa punk-mediterraneodaliniana. Puede ser un vacile, gente.

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