El último cine español, presentado en Nápoles
En la ciudad de Nápoles se acaba de celebrar una Semana de Cine Español que ha intentado recoger lo más significativo y representativo del último cine español. Bajo las tumbas oficiales del franquismo sobrevivió una cultura viva que hoy emerge con fuerza arrolladora.Guiado de estas premisas, el Instituto Cultural Español de Santiago -organizador de la Semana- ha mostrado al público italiano un cine español realizado dentro del aparato industrial cinematográfico, utilizado como instrumento ideológico que incida en la concienciación popular por un cambio de las estructuras sociales, culturales y políticas en España. El tipo de cine exhibido en Nápoles huye de fabricar productos «estándar», así como de vender una «estética franquista», ya que a veces estos filmes considerados antifranquistas no son antifascistas, sólo suelen hablar de «personajes-muñecos», nunca del fenómeno fascista y su complejidad.
Ha sido una semana al servicio del cine español -una parcela de él- que abre camino a través de su frescor, su juventud, su progresismo, su grado de experimentación, su alternativa... Cine-motor de una máquina de cine español desengrasada y que con el nuevo aceite de ideas que le aportan Manolo Gutiérrez, García Sánchez, Chavarri, Ricardo Franco, Víctor Erice, De Armiñán, Boráu, Betriú, Ungría, Querejeta, Saura, Megino, etcétera... se ha puesto en marcha hacia un futuro prometedor.
La manifestación napolitana ha nacido como iniciativa de organismos culturales autónomos que han querido mostrar el flujo cultural que hoy vive este país a través de un lote de filmes que conformaron: Las truchas, Furtivos, Hay que matar a B, Camada negra, Las largas vacaciones del 36, El hombre oculto, A un Dios desconocido, La prima Angélica, El jardín de las delicias, Mi querida señorita, El amor del capitán Brando, El espíritu de la colmena y Al servicio de la mujer española (filme de Jaime de Armiñán que tuvo su estreno mundial).
La delegación española que participó en el debate estuvo integrada por Adolfo Marsillach, Manuel Gutierrez Aragón, Luis Megino, Jaime de Armiñán, Miguel Cordomí y Ramón Pérez, debate moderado por Avelino Sotelo, director del. Instituto Cultural Español de Santiago.
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