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Entrevista:

Curt Mayer: "Cultura es sinónimo de crisis"

Entrevista con el "patriarca" de la hispanística alemana

Curt Mayer Clason ha venido a España, invitado por la Editorial Alfaguara, para presentar a Gunter Grass, el escritor alemán cuya obra está referida a los marginados, a los pobres, a los solitarios, y en la que los estudiosos han encontrado fuertes vinculaciones con la picaresca clásica española. Curt Mayer Clason, a quien los hispanistas alemanes conocen cariñosamente como El Patriarca, es una de las figuras más prestigiosas y más empeñadas en la extensión de la literatura en castellano y portugués, y especialmente, en la traducción de los autores hispanoamericanos.

«En general -dijo a EL PAIS-, el español de España mantiene su vigor, y creo que funciona bien en alemán pese a la diferencia de estructuras lingüísticas. En cuanto a las traducciones de obras españolas, no se puede decir que tengan demasiada extensión, pero yo veo con optimismo el aumento de los estudiantes y profesores de español. Tenga en cuenta que los estudios romanísticos en Alemania se dedican más que otra cosa a las lenguas muertas, que ocupan más del 80 % de los estudios de estas ramas en las universidades alemanas, con lo que queda poco tiempo para la hispanística propiamente dicha. Pero realmente todo este interés está creciendo. Ahora los estudiantes a nivel de bachiller pueden optar por el castellano, y van optando cada vez más. »«Respecto a los libros concretos y sus traducciones al alemán, tenemos como siempre diferencias importantes. Creo que las que hicieron los maestros del siglo pasado, me refiero a los poetas, siguen siendo las más sensibles y ajustadas. Pero traigo, por ejemplo, conmigo en mi maleta, una traducción al alemán de La destrucción o el amor, de Vicente Aleixandre, que consigue sonar muy bien. A lo mejor, porque en alemán tenemos esa manía -bueno, no es manía, es estructura lingüística-, de conservar los circunloquios, las frases largas y circunstanciales.»

Hablando de las equivalencias del barroco, irremediablemente se toca el tema de Lezama Lima. Su traductor al alemán dice, medio en broma: «Efectivamente, cometí el error de traducir a Lezama Lima. Digo error por su complicación, por su dificultad. Lezama es un lírico que no sabe escribir novela. Escribe textos, otra cosa. »

Respecto a su viaje a España para presentar la obra de Gunter Grass a la prensa, dice: «Mi viaje ha sido fruto de una conspiración. Un día llamaron por teléfono, y mi mujer me dijo: «Ponte, que es un inglés.» Era Jaime Salinas, y yo, como espero la menor ocasión para venir a España, no pude resistir la tentación. Más, tratándose de un escritor que me interesa tanto como Gunter Grass, y sintiéndome yo tan unido a América Latina. Como usted sabrá, he vivido muchos años en Brasil y más tarde en Portugal. Allí, en el Instituto Alemán, que dirigí en Lisboa después de la revolución de abril, fue donde intimé más con Grass, al que conocía hace años. Estuvo con nosotros una semana, en la que mantuvo discuisiones con jóvenes, estudiantes y profesores.» Respecto a Gunter Grass dice: además de ese mundo personalísimo y terrible de sus libros, en Grass interesa mucho la persona. Es un hombre público, valiente, como los que cualquier democracia necesita para subsistir. Es muy combativo en su intervención política, y creo que además le gusta hablar y bregar con los ministros. Creo que ellos necesitan también que alguien de la talla de Gunter Grass les azuce. También es muy importante como polo de referencia para la juventud, siempre algo desorientada. De hecho, a sus intervenciones, a sus conferencias y a sus clases acuden a los jóvenes por millares, y aunque es muy criticado, y yo diría que muy hostilizado por los jóvenes, creo que es tino de los escritores más democráticamente apreciados. »

Sobre la situación cultural alemana, en el difícil momento que pasa ese país, dice: «Detesto la palabra cultura porque no se lo que es. Cultura podría ser simplemente estas personas que estamos aquí charlando... Es ese de cultura un concepto del siglo XIX, y se relaciona tanto con esa persona culta que lee poemas en su casa, debajo de la lámpara y ante la taza de té... Apartado de la vida, de la calle, de la discusión, política, de todas esas cosas, y en un círculo restringido y un poco snob. Yo tengo muchas reservas para con esa palabra. Para mí, cultura es sinónimo de crisis. Es lo que impulsa la producción de una novela, de una película, de una pieza musical. Detrás de todo eso siempre hay una crisis del tipo que sea. »

«El panorama en este sentido, es decir, en cuanto a producción cultural, es vario en la República Federal de Alemania. Por ejemplo, hay una generación de cineastas en plena actividad, que trabajan con pocos medios y hacen cosas muy apreciables. En literatura no veo ahora obras especialmente maravillosas, pero también ese mundo está en ebullición. En teatro, por ejemplo, que es el gran campo de vida cultural alemán, hay entre ochenta y cien teatros a pleno rendimiento... curiosamente aquí hay un desequilibrio con la Alemania oriental, que produce mucho más teatro, mientras que nosotros lo publicamos, lo presentamos y demás. En música, puedo decir que, después de oír a Cristóbal Halfter no tenemos ningún compositor de la talla y de la importancia de este español.

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