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Columna
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Verás qué risa cuando el terraplanista Javi Poves sea diputado

Dar minutos en la tele a personajes así ha dejado de ser una travesurilla para devenir un acto de complicidad con las fuerzas tenebrosas

Javi Poves, en 'El partidazo' de COPE.
Javi Poves, en 'El partidazo' de COPE.
Sergio del Molino

Hace no tantos años —aunque, al ritmo que llevamos, parece que fue antes de Franco—, lo de un futbolista paseándose por las televisiones para predicar que la Tierra es plana me habría parecido tierno. Incluso me habría puesto de su lado, pues por mucho que le pagasen y por mucha fama que acumulara, no dejaría de ser una víctima más del abuso y el maltrato televisivo, como todos los bufones. Pobre chaval, pensaría, no os cebéis con él, que bastante tiene con lo suyo. Ya está, ya ha soltado su tontería, ya nos hemos reído un rato, dejad que se vaya a su casa y riámonos ahora de otro. Traed a Nacho Cano para debatir sobre imperialismo, por ejemplo.

Hoy ya no me hace gracia ni puedo verlo como un entretenimiento inofensivo. Puede que Javi Poves —protagonista de varios programas esta semana, después de la entrevista viral que le hizo Juanma Castaño en la Cope en la que defendió la planitud terráquea— sea un pobre hombre terraplanista, pero, visto lo visto, a lo mejor lo tenemos mañana de diputado o de presidente del Gobierno. De terraplanistas está la Casa Blanca llena, y son capaces de aplanar el planeta a martillazos para darse la razón a sí mismos. En ello andan.

Dar minutos en la tele a personajes como Poves ha dejado de ser un simple ejercicio de crueldad en clave menor, apenas una travesurilla, para devenir un acto de complicidad con las fuerzas tenebrosas que pronto dejarán la democracia hecha unas ruinas. Por esas rendijas se nos cuela una fetidez que se pega a los sillones y las moquetas de las instituciones. Lo sabemos bien, tenemos experiencia sobrada: de los ovnis a las manifestaciones de ultraderecha solo median cuatro tiktoqueros como Poves o media temporada de Horizonte.

Riámonos de Poves. Pongamos a Gonzalo Miró y a Xavier Sardá a llamarle loco de las coles. Seguro que funciona en los índices de audiencia y todo el mundo pasa un buen rato. A ver si seguimos la juerga cuando Poves, en lugar de dirigir un equipo de fútbol de ínfima división, maneje un canal o junte a unos cuantos millones de seguidores en una red social. Qué risa nos dará cuando se haga un Alvise y funde el Partido Terraplanista. Qué divertido, cuando ya no salga en los programas deportivos y en Espejo Público y protagonice las crónicas parlamentarias de las sesiones de control al Gobierno. Se nos va a quedar el cuerpo plano de carcajadas.

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Sobre la firma

Sergio del Molino
Es autor de los ensayos La España vacía y Contra la España vacía. Ha ganado los premios Ojo Crítico y Tigre Juan por La hora violeta (2013) y el Espasa por Lugares fuera de sitio (2018). Entre sus novelas destacan Un tal González (2022), La piel (2020) o Lo que a nadie le importa (2014). Su último libro es Los alemanes (Premio Alfaguara 2024).
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