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"Las reivindicaciones ecologistas han sido tratadas como si fueran complots contra el Estado"

Desde el aumento de la población hasta el agotamiento de los recursos naturales, pasando por la destrucción del espacio físico y el enrarecimiento creciente de elementos como el agua o el aire, todo indica que el hombre debe poner rápidamente remedio a la degradación del medio ambiente. Partiendo de esta idea, Juan Maestre Alfonso, sociólogo y ecologista, ha escrito un libro, Medio ambiente y sociedad, en el que, desde una perspectiva sociológica, pone de manifiesto su compromiso en la lucha contra la agresión al medio natural y por una sociedad diferente, que evite los males y peligros que nos están poniendo al borde de nuestra destrucción como seres.

La presentación del libro está firmada por Juan Maestre en La Granda (Segovia). durante el empeño de crear una federación y acción coordinada de los grupos ecologistas españoles, asamblea que tuvo lugar en pleno bosque de Valsaín, durante el mes de junio de 1977. En aquella reunión, de donde saldría la Federación del Movimiento Ecologista, Maestre asistía en su calidad de representante del Club de Amigos de la UNESCO de Madrid.«No ha habido en España un clima propicio para el surgimiento de un asociacionismo dedicado a la defensa del medio ambiente», comenta Alfonso Maestre, refiriéndose a la gestación de este movimiento ciudadano. «Los gobiernos civiles -continúa diciendo- han actuado drásticamente, como si se tratara de complots contra el Estado, cuando ha habido alguien que se ha querido oponer a algún proyecto que se consideraba perjudicial: recordemos Papalera de Navia, en Asturias, centrales nucleares de León, contaminación de las rías gallegas, donde algún organizador de las protestas acabó en la cárcel.»

«Sintomáticamente, se ha podido observar cómo, en Galicia, cuando los partidarios de la localización de industrias que se consideraban contaminantes han organizado una manifestación, ésta ha gozado de todas las bendiciones, mientras que cuando los que mantenían una postura en contra han querido manifestarse, han sido brutalmente apaleados por los cuerpos represivos, incluso durante la época de la reforma.»

«Hay que pensar que la lucha por la calidad de vida no se comprende fácilmente, y que sólo es posible una vez que se han logrado otras cosas de necesidad más inmediata y que resultan, en el momento histórico actual, incorporadas al nivel de vida. Además, este tipo de acciones sólo son posibles una vez que se han logrado las libertades mínimas reconocidas en la Declaración de los Derechos Humanos, que posibilitan el acto de reivindicar. Ni una cosa ni otra se han logrado en España, y no será más que cuando se superen ambos inconvenientes que comenzará en nuestro país un movimiento ecologista al nivel del existente en otros países occidentales.»

«En cualquier caso -afirma- resulta evidente la importancia creciente que van tomando los problemas ecológicos, y cómo ellos se van inscribiendo en una dimensión política. El tema de las centrales nucleares se está convirtiendo en un auténtico caballo de batalla político.»

«En la República Federal de Alemania, por citar un ejemplo -comenta Juan Maestre-, el movimiento ecologista, generalmente integrado en los Bürgerinitiativen (comités de ciudadanos), no sólo se están convirtiendo en el receptáculo de la izquierda extraparlamentaria, sino que, también, reciben el apoyo, cada vez más grande, de una parte de la población. La federación de los Bürgerinitiativen cuenta actualmente con 300.000 afiliados, hasta el punto de que ponen en peligro la imagen pública de los grandes y hasta ahora omnipotentes partidos políticos.»

«Como ha señalado Mario Gaviria, sociólogo preocupado por estos temas, las luchas ecológicas, en el momento actual del sistema productivo del capitalismo, son una variante de la lucha de clases; y este tipo de luchas, como las de la liberación de la mujer, los frentes de liberación de los homosexuales, las luchas regionalistas, las luchas urbanas, de autodefensa de los consumidores y los movimientos de liberación en general, son movimientos crecientes, generados por la última etapa del modo de producción capitalista.»

«En cualquier caso -puntualiza- hay que señalar el hecho de que si bien es cierto que el modo de producción capitalista es el causante de la mayor parte de la destrucción del medio ambiente, ésta es no sólo otra forma de que las clases explotadoras saquen provecho de los otros hombres, sino, también, una ciega aventura que puede poner en peligro la subsistencia de la Humanidad.»

«Otro aspecto que hay que denunciar -dice finalmente- es que se está desarrollando una industria anticontaminante que frecuentemente está ligada, por paradójico que parezca, a las empresas originadoras de la contaminación.»

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