Una marea de petróleo amenaza la costa inglesa

Barcos especiales provistos de dispersantes químicos participan en una vasta operación de limpieza que intente contener en sus límites actuales la polución por petróleo de una amplia franja costera del noroeste de Inglaterra, donde el sábado por la tarde un buque griego que transportaba 12.000 toneladas de aceite pesado se partió en dos, tras chocar en la niebla con un carguero francés. Sus 35 tripulantes fueron rescatados sin contratiempos.Un súbito cambio en la dirección del viento ha convertido en grave un accidente sin mayores consecuencias iniciales. Veinte kilómetros de playas de la región de East Anglia están ya contaminados por una fina capa de petróleo escapada de los tanques de proa del barco siniestrado, que contienen 4.000 toneladas de crudo. Esta sección del buque se encuentra virtualmente sumergida y se desplaza muy lentamente hacia la costa.

La sección de popa del navío que alberga la mayor parte del petróleo, ha permanecido a flote y es remolcada hacia el puerto holandés de Rotterdam, donde se confía en poder bombear al exterior el aceite de sus depósitos.

Los expertos del Departamento de Comercio británico, que dirigen la lucha contra la contaminación, se mostraron cautos ayer por la tarde, aunque reconocían que el exiguo espesor de las dos manchas petrolíferas, que se extienden ahora a lo largo de tres kilómetros, hace más efectivo el nuevo detergente empleado por los seis barcos especiales desplazados a las costas de Norkolk. Los últimos cálculos cifran en casi 2.000 toneladas el volumen de crudo escapado al mar desde los compartimientos del Eleni V, cantidad mínima si se compara con el reciente desastre del superpetrolero Amoco Cádiz, en aguas francesas.

Las autoridades navales están estudiando la posibilidad de varar en un banco de arena la parte de casco que todavía contiene 2.000 toneladas de crudo, y que se mantiene a la deriva, con la intención ,de bombear después el combustible al exterior. La contaminación ya causada por el buque griego, cuyo valor se sitúa alrededor de los ochenta millones de pesetas, ha sido calificada de «catastrófica para la próxima temporada de vacaciones» por un portavoz de los empresarios turísticos del área de Norlfolk.