Rafael Leoz
«¿Hay algo más complejo que la poesía?», se preguntaba Leoz en uno de sus escritos, para a seguido responderse y respondernos: «La poesía es, mucho más compleja que la arquitectura y, sin embargo, está hecha con veintinueve letras y no sé cuántas sílabas, pero pocas más de trescientas». Con ello quería el malogrado arquitecto (aún, no hace dos años que se nos fue) cerciorarnos de cómo las complejidades estructurales descansan en escasos y muy simples elementos. Y, centrando la cuestión en el campo de la geometría, venía a concluir: «Sólo hay tres triángulos en el plano, y en el espacio cuatro poliedros, compuestos, a su vez, por dos tetraedros únicos.»Quien visite la exposición que por estos días, y a título de homenaje póstumo, le dedica la Dirección General del Patrimonio Artístico, no tardará en advertir la rectitud y clara consecuencia con que de elementos y matrices harto simples se derivan complejísimas estructuras, al igual que del hilo sale el ovillo, y del ovillo la madeja, y de la madeja, el atuendo del hombre. A ejemplo de lo que en el campo de la química acaece, Rafael Leoz se propuso dar, en el de la construcción, con la unidad indivisible, con el átomo arquitectónico, de cuya feliz composición vendrían las moléculas y de ellas las estructuras de la arquitectura y el urbanismo.
Rafael Leoz
Palacio de Velázquez. Parque del Retiro
Tras no pocos desvelos (mezcla de intuición, según el propio Leoz declara, y sistematización científica), acertó nuestro hombre a alumbrar ese último y único elemento estructural, el átomo arquitectónico, que, bautizado con el nombre de módulo Hele, había de valerle una especialísima mención de honor en la Bienal de Sao Paulo de 1961. Y digo especialísima porque a Sao Paulo acudieron dicho año nada menos que Le Corbusier y Van der Rohe, sin que uno y otro le regatearan reconocimiento y elogio, a los que cabe sumar las explícitas atenciones de Jean Prouvé, Kunt, Candilis, Mindlin, Dubuisson.... y un largo etcétera.
«Leoz -declaró Le Corbusier-ha llegado a sistematizar la composición estética arquitectónica, susceptible de ser creada a través de procedimientos industriales.» Van der Rohe, por su parte, escribía: «Viendo lo que presenta España en la Bienal de Sao Paulo, concretamente el módulo del señor Leoz (...), pienso que puede marcar toda una pauta.» Ahora, ante lo expuesto en el madrileño palacio de Velázquez, le es dado al visitante comprender y comprobar cuanto dejaron dicho dos grandes maestros de la arquitectura contemporánea. Ahí, a la vista, está el módulo Hele, cuyo desarrollo en el plano y en el volumen origina la célula arquitectónica y urbanística, el diseño de objetos, la función y el adorno..., de los que no se ausenta la complejidad y nitidez de la poesía.
Babelia
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