_
_
_
_
Reportaje:

El conocimiento del tiempo atmosférico, una necesidad social ineludible

La meteorología celebra hoy su día internacional. En España se conmemora esta fecha con una conferencia que pronunciará en el salón de actos del Instituto Nacional de Meteorología, en la Ciudad Universitaria de Madrid, el doctor Catalá de Alemany. Hablará sobre meteorología e investigación para el futuro.

Desde luego, no hay que señalar que el interés que el hombre siente por el tiempo (atmosférico) y el clima es más antiguo que la misma civilización. Y muchos esfuerzos fueron los que se emplearon hace siglos con la intención de llegar a un conocimiento de los diferentes condicionantes de la meteorología. Pero hasta la invención en el siglo XVII de instrumentos de medida por Galileo, Torricelli, Castelli y Santorio y la creación por la Accademia del Cimento, de Toscana (Academia de Experimentación) en 1653 de una sencilla red de estaciones meteorológicas de observación, todos estos esfuerzos carecían de sentido.Pero podríamos asegurar que el verdadero acicate para el desarrollo de esta ciencia fue en un principio (y continúa siendo hoy) el deseo de los medios comerciales de satisfacer su necesidad de disponer de un sistema de rápida concentración de datos atmosféricos, tema que quedó perfectamente de manifiesto en la primera reunión internacional de meteorólogos, celebrada en Bruselas en 1853, y en la que se trató del por aquel entonces preocupante tema de la meteorología marítima. Posteriores aportaciones científicas, y en particular la de la teoría del frente polar por los científicos noruegos Vilhem y Jacob Bjerknes, permitieron por vez primera la predicción de los principios termodinámicos e hidrodinámicos.

Realmente encantadora por su ingenuidad se nos antoja la idea que, en su libro Predicción meteorológica por cálculos numéricos, bosquejó para establecer una «fábrica de predicciones» dotada de instalaciones semejantes a las que se suelen encontrar en cualquier obra de ciencia-ficción. En una enorme nave circular, parecida a la rotonda de la sala de lecturas del museo Británico, imaginó que trabajaban 64.000 matemáticos con máquinas de calcular, día y noche durante todo el año, con los datos suministrados por 2.000 estaciones, para lograr predecir el tiempo. Según él, el supervisor de esta fantástica operación era como «el director de una orquesta en la que los instrumentos eran reglas y máquinas de calcular». Y también solía decir: «Quizá llegue el día, en un futuro remoto, en el que será posible hacer los cálculos más deprisa que la evolución del tiempo.» Pero en realidad subestimó la extraordinaria rapidez del progreso técnico. Un cuarto de siglo más tarde, el matemático Von Neumann, mediante una calculadora electrónica curiosamente denominada Maniac, dirigida por un equipo de meteorólogos y matemáticos, analizó y predijo el tiempo por medios matemáticos y mecánicos. Fue realmente el comienzo de la nueva era de la meteorología, en la que los medios técnicos (satélites, ordenadores, sistemas de medida y comunicación) alcanzan una complejidad y sofisticación increíbles.

El tiempo y el dólar

De todas formas, un camino bastante largo queda todavía por recorrer para poder exigir a la meteorología una exactitud del cien por cien en todos y cada uno de sus cometidos, día a día más extensos. Y la explicación de ello nos la podría muy bien dar J. D. Bernal, científico e historiador británico, cuando explica que el estado de desarrollo de las tres ciencias que podríamos denominar planetarias (geología, oceanografía y meteorología) es distinto al correspondiente a las ciencias básicas, como la física y la química.El tema es demasiado serio e importante como para que pueda seguir siendo materia de controversia. Porque ¿qué hay realmente de científico en este tipo de actuaciones? La posición oficial de la OMM (Organización Meteorológica Mundial, dependiente de la ONU y constituida por 145 países miembros) no puede ser más clara al respecto. En una declaración publicada en 1975 titulada Estado actual de los conocimientos y posibles beneficios prácticos en algunos aspectos de la modificación artificial del tiempo indica que este tipo de acciones se encuentran en un período de investigación, aunque se hayan obtenido ciertos resultados alentadores. Sin embargo, la OMM, a través de su VII Congreso, mostró también su carácter operativo, decidiendo establecer un programa de modificación artificial del tiempo, dentro del cual la prioridad fundamental corresponderá al proyecto de intensificación de las precipitaciones (conocido en nuestro país con las siglas PIP) y que, con gran seguridad, comenzará a desarrollarse dentro de este año en España, eligiéndose concretamente una zona de la cuenca del Duero como «laboratorio natural». Nuestro país fue seleccionado entre otros cincuenta en virtud de las idóneas características naturales y una adecuada estructura técnica para protagonizar un experimento de esta índole.

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo

¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?

Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.

¿Por qué estás viendo esto?

Flecha

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.

Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.

En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.

Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_