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La situación económica europea y la lucha antiterrorista dominaron la declaración final

La definición de objetivos para un mayor crecimiento económico, la determinación de fechas para la primera elección directa del Parlamento Europeo, la declaración de la democracia y la creación de la Fundación Europea son los resultados más importantes logrados al término de dos sesiones de trabajo en Copenhague, por parte de los jefes de Estado o de Gobierno de los nueve países del Mercado Común.

Otros capítulos se refieren a declaraciones de principio condenando el secuestro de Aldo Moro y el terrorismo en general, la petición de la CEE para una retirada de tropas israelíes en el sur de Líbano, acompañada del recuerdo de la postura de los nueve en el conflicto árabe-israelí, las relaciones Este-Oeste, en el contexto de la CSCE (Conferencia de Seguridad y Cooperación Europea) y el apoyo de la CEE al proyecto de la ONU para un arreglo pacífico de la situación en Namibia.El litigio nuclear entre Estados Unidos y la CEE quedó al margen de las conversaciones. Los europeos parecen dispuestos a esperar cuál será la reacción de Washington -a partir del lunes- y si el presidente Carter decide un embargo de suministro de uranio a la CEE, ante la reserva comunitaria de aceptar una revisión del tratado EEUU-Euratom (Comunidad Europea de la Energía Atómica), para evitar, dicen en Washington, la proliferación nuclear.

Sobre la aplicación del Mercado Común, Anker Joergensen, primer ministro danés y presidente en funciones de esta sesión del Consejo Europeo, recordó su reciente entrevista, en Copenhague, con Constantino Karamanlis, primer ministro griego. «Las negociaciones para la adhesión continúan, aunque quedan muchos problemas que impiden concretar una fecha exacta para la entrada de Grecia», dijo Joergensen. Añadió también que proseguía su curso el proceso de las candidaturas a la adhesión de España y Portugal.

Crecimiento económico

«Habrá nuevas acciones para determinar un crecimiento dentro de la estabilidad», declaró el presidente francés, Valery Giscard d'Estaing, al término de la cumbre europea.

Recordó que los jefes de Estado o de Gobierno han encargado a los ministros de Economía y Finanzas para que se preparen programas específicos que deberían aprobarse en el próximo Consejo Europeo, del 5 y 6 de julio, en la ciudad alemana de Bremen, por ocupar la República Federal de Alemania la presidencia comunitaria el segundo trimestre del año. «Nuestra intención es que en el período de julio del 78 a julio del 79 se vaya a índices de crecimiento económicos capaces de reabsorber el paro, o sea, hacia el 4,5%», dijo Giscard. Estas intenciones fueron confirmadas también por otros gobernantes y por el presidente de la Comisión Europea, Roy Jenkins.

Por el contrario, el canciller alemán, Helmut Schmidt, representante del país europeo que tiene la clave para la activación de la maquinaria económica europea, fue más prudente. «Se trata de un proyecto», dijo a los periodistas. Schmidt opinó que un crecimiento del 4,5 % relanzará la inflación, sin notables consecuencias para limitar el paro.

En lo monetario, estrechamente ligado al conjunto de la situación económica y social, en Copehangue se lanzaron «ideas» que parecen difíciles de llevar a término. Sobre todo sin contar con una «concentración» más amplia, en la que se incluya, además de los países de la CEE, a Estados Unidos y Japón.

El proyecto de estabilizar los cursos de las principales divisas del sistema económico capitalista será punto de discusión en la cumbre de las siete primeras potencias del grupo (Estados Unidos, Canadá, Japón, Alemania Federal, Francia, Gran Bretaña e Italia)

En la declaración sobre el terrorismo, el Consejo Europeo manifestó su «gran preocupación ante la multiplicación de tales actos, que de no ser combatidos afectarán al funcionamiento y los principios de la democracia».

Expresó la necesidad de proteger los derechos individuales y el fundamento de las instituciones democráticas. Recordó que «los ministros competentes -Justicia- continuarán su cooperación para presentar sus conclusiones a propósito de la creación de un espaciojudicial europeo».

La idea del «espacio judicial europeo», lanzada por el presidente Giscard d'Estaing en la penúltima cumbre, supone una serie de problemas de orden jurídico interno, según los expertos. Parece improbable que se avance con rapidez y que se logre la unanimidad de todos los Estados miembros, afectados en distinta manera por actos de violencia política. Será probablemente el futuro Parlamento Europeo, nombrado por sufragio universal directo entre el 7 y el 10 de junio de 1979, quien determine el alcance del proyecto.

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