Buscando nuestros orígenes
En un intento de mostrar una posible base preliminar a una historia de la fotografía española, la Photogalería presenta en estos días una selección del material conservado por los «Archivos de la Real Sociedad Fotográfica». Lo que en primer lugar sorprende en estos trabajos, realizados en su mayor parte, durante los primeros años del siglo, es la inversión burlesca que el tiempo transcurrido ha inferido a la intencionalidad de estas fotografías. La voluntad artístico-pictórica de muchos de sus autores, que más tarde habría de resultar aberrante para los profesionales del medio, se troca en valor documental, no ya del objetivismo tipo reportaje que parece adivinarse ingenuamente en algunas de estas imágenes, sino como hitos testimoniales de la propia historia fotográfica. Se trata, efectivamente, las más veces, de esa curiosa hermandad de influencias recíprocas que en el cambio de siglo relacionaba estrechamente la fotografía y la llamada pintura «pompier». Las nefastas reticencias de la crítica ante la irrupción del daguerrotipo con sus pretensiones de status artístico, obligó a los fotógrafos de antaño a inclinarse hacia pseudosoluciones de la llamada «fotografía pictórica» para sacar sus trabajos de las barracas de feria. Tales fueron los casos de un William Laki Price o un O. G. Rejlander y, por supuesto, de un sinfín de colaboradores de «Le Nu Esthétique». Por ello no resulta extraño que el deseo de Bernard Sham de que «la cámara hiciese algún día el trabajo de Velázquez» se viera cumplido poco después con esa impagable «Menina» de A. Cánovas, que esta muestra nos ofrece. Pero, quizás, el subgénero más empalagoso y delirante, entre estas veleidades esteticistas, es aquel que toma su inspiración de los clásicos de la pintura religiosa y que diera fama a autores como Polak, Strauss o Guido Rey. En este sentido no menos antológicos resultan, entre los aquí expuestos, un «San Jerónimo» de G. Gracia o varias estampas de Carlos Iñigo En cuanto al resto, y dejando aparte una acaramelada alegoría de la fotografía misma debida a A. Portela, destacan, por su mayor astucia y sabiduría plástica que los acerca a los flous impresionistas o de la pintura regional, las obras de Walter y sobre todo, de José Ortiz Echague, cuyo «Sermón en la aldea» es, a m juicio, la estrella de la muestra.Exposición de Juan José Gómez Molina
Buscando nuestros orígenes, 1899-1914 y Juan José Gómez Molina
Photogalería. Plaza de la República Argentina, 2.
Y junto a la anterior exposición, la Photogalería presenta también trabajos del arquitecto Juan José Gómez Molina. Bajo el título de «Carcelén», tipología de la casa rural, se recogen repertorios de di versos tipos de estancias en viviendas populares rurales, clasificadas con una cierta voluntad de testimonio antropológico. Esta muestra viene a completar a la que e autor ofrece en este momento en la galería Seiquer, donde expone dibujos y fotografías en las que la intención deriva hacia preocupaciones específicamente plásticas.
Babelia
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