A Solís no se le vio la gracia
El viernes, 17 de marzo, en la página dedicada a la información parlamentaria, EL PAIS dedicaba un amplio espacio a las declaraciones hechas el día anterior por el señor Solís Ruiz ante la Comisión de Asuntos Exteriores del Congreso de Diputados, y con relación a su actuación en el proceso de descolonización del Sahara. ( ... )Creo sinceramente que había un objetivo deliberado en la actitud asumida ante la Comisión por el antiguo ministro secretario general del Movimiento -que esa era la condición del señor Sols cuando su entrevista con el rey Hassan, «de cordobés a cordobés»-. En mi opinión, ese objetivo era salir del paso lo antes posible, echando tierra sobre su participación en los hechos que se estaban investigando- para ello, el señor Solís echó mano de toda una serie de recursos que de sobra recordábamos quienes tuvimos que sufrir más directamente la vieja demagogia sindicalera del nacionalverticalismo. Todo ello aderezado por un tono de familiaridad, tan desplazada como desconsiderada -aquello no era un cenáculo de amigotes ni de azulcamaradas- de guasa e incluso de burla. No puede entenderse de otro modo el que a mi pregunta «¿qué conocimientos, experiencia o intereses hicieron que fuera usted designado por el Gobierno para ir a negociar con el rey de Marruecos?» contestase el señor Solís: «Listo, listo, no soy; pero tonto, tonto, tampoco. » A lo que por cierto hube de interrumpirle, indignado, planteando si «eso quería decir que según el señor Solís era él el único miembro de aquel Gobierno que no fuera tonto, tonto?».
Es igual; probablemente el señor Solís se saliera con la suya y ganara la primera manga de su operación; lo cierto es que de su intervención lo que pareció retenerse y destacarse es que «el informante estuvo gracioso». Ya veremos si hay cosas más serias y más profundas que quedan en evidencia en el segundo tiempo: a la hora de analizar, a partir de las actas, cada una de las frases de la declaración hecha ante la Comisión.
En todo caso, yo quiero dejar bien claro que el señor Solís no me hizo ninguna gracia. Como no se la hizo a mis compañeros de grupo, ni a los miembros del grupo de los socialistas de Cataluña. El portavoz de este grupo, Ernest Lluch, asi lo puso de manifiesto; como lo puse yo en una intervención que desgraciadamente no recogió la prensa, pero que sí recoge el acta de la sesión, y que dice textualmente: «Querría señalar que ha habido afirmaciones del señor Solís que me parecen graves y... quiero manifestar mi disconformidad con ellas...
El señor Solís ha dicho: «Estamos en democracia, decís»; y «en las próximas elecciones, si las hay». Entiendo que esta es una broma de mal gusto y desplazada en el período histórico que vive nuestro país y en el lugar en que nos encontramos. Si una broma de este tipo se gastara en Inglaterra sería sencillamente eso, una broma. Pero en este país y en particular en boca del señor Solís, que es uno de los hombres que han hecho que aquí no haya elecciones durante cuarenta años, creo que es algo grave y me alegro de que conste en acta mi protesta y la de mi grupo. a este respecto.
Secretario de la Comisión de Asuntos Exteriores del Congreso de Diputados, Diputado del PSOE por Ciudad Real
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