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TEATRO

El grupo Tábano, ante el estreno de "Schweyk en la II guerra mundial", de Bertolt Brecht

El próximo sábado, en el teatro Martin, el grupo Tábano presentará la obra Schweyk en la II guerra mundial de Bertolt Brecht, con música de Hans Eisler. Este montaje colectivo se estrenó en diciembre pasado en Galicia, permaneciendo dos meses en la sala Villarroel, de Barcelona, con giras a otras ciudades que totalizan unas setenta representaciones. En el teatro Martín permanecerán hasta el 7 de mayo, con precios inferiores a los habituales.

Tras los montajes de La ópera del bandido y Cambio de tercio, el grupo Tábano se planteó escribir un texto sobre la España de posguerra. Las dificultades propias de los grupos, sobre todo la precariedad económica, decidió escoger un texto conocido, próximo a la estética del grupo. «Nos interesaba el tratamiento de lo cotidiano -manifestaron a EL PAÍS dos miembros de Tábano- Se podía esperar un texto político, de lo inmediato, pero un grupo tiene que ofrecer más posibilidades a lo que el público tiene ya establecido. Nos apetecían los elementos de las subculturas, el referente cachondo, pero también un teatro de farsa y humor, un teatro de clase, que para nosotros no está necesariamente vinculado a la política inmediata, sino en un análisis y crítica a la ideología dominante.» El hecho de preferir un texto dramático escrito a realizar otro ,colectivo ha ocurrido también en otros grupos de teatro independiente profesional. «Hay una cierta crisis entre las gentes de teatro. La sociedad evoluciona más deprisa que el propio teatro; no encontramos un teatro que se ajuste a la nueva realidad. En la época de la dictadura podía funcionar el doble sentido y el güiño al espectador, pero hay que luchar por un nuevo tipo de espectáculo. »

En contra de lo apuntado por algunos críticos, que consideran Schweyk en la II guerra mundial un «texto menor» de Brecht, los Tábano entienden que es una obra rica en contenido, dialéctica, con unos personajes cotidianos, alejados de la figura de héroe, que ponen en cuestión el sistema dominante. «No hemos querido jugar a los grandes montajes de Brecht. Preferimos esta obra a las más consagradas. El lenguaje de farsa, que emplea Brecht, nos sirve para utilizar elementos de nuestros anteriores espectáculos, pero en esta ocasión con una interpretación distinta, más contenida en su expresión. Nuestro montaje se aparta de lo brillante, nos acercamos más al teatro pobre y funcional, buscando un equilibrio entre los con tenidos de la obra y una iconografía realizada por El Cubri y Turégano, que permite investigar nuevas zonas escénicas. La icqnografía, a base de recortables, está un poco en la línea utilizada por Piscator y su equipo de dramaturgos para el montaje de la obra. »

En el espacio escénico de Schweyk en la Il guerra mundial, un grupo distingue cuatro planos, diferenciados incluso a nivel de color. « El mundo de los checos es más realista; el mundo de los nazis tiene un realismo más pasado; el mundo de las altas esferas, con Hitler y los generales, tiene un tratarniento esperpéntico; los elementos de los recortables son utilizados como distanciación. A esto hay que añadir la clave del humor, no empleado en otros montajes de Brecht. La adecuación del estilo Tábano al texto de Brecht estará conseguida si logramos establecer una comunicación con el público. »

Bertolt Brecht ( 1898-1956) escribió en 1943 Schweyk en la II guerra mundial, inspirándose en la novela del checo Yaroslav Hasek. En el montaje de Tábano se ha recuperado la música de Hans Eisler, adaptada al piano. El grupo se identifica con los elementos apropiados por Brecht en su época, el teatro musical, el cabaret, el music-hall, el circo, todo lo que Tábano denomina la estética de lo cutre. Dos grandes hombres de teatro, Brecht y Piscator, se interesaron por esta obra. En su Teatropolítico, Piscator escribe que Hasek y Schweyk «estárt más allá de todas las ideas convencionales y reconocidas». «Esta obra nos presenta el enfrentamiento del hombre natural con lo antinatural de las matanzas y del militarismo en ese plano en que toda razón se convierte en sinrazón, todo heroísmo en ridiculez y el divino orden mundial en un grotesco manicomio.» En 1943 Brecht trabajaba en una nueva versión de la novela de Hasek. En su Diario de trabajo escribía: «Schweyk es algo así como el equivalente de Madre coraje. Comparando con el Schweyk que escribí para Piscator, alrededor del veintisiete, el personaje es mucho más definido, como corresponde a la diferencia entre el dominio estable de los Habsburgo y la invasión nazi.»

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