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Duras críticas a Ia privatización de la televisión

Las críticas a la temida privatización del medio televisivo fueron el elemento dominante del coloquio que sobre Televisión y democracia llevó a cabo en Barcelona el Partido Socialista Unificado de Cataluña (PSUC), con la única excepción del principal invitado al mismo, Jiri Pelikan, director de la televisión checoslovaca entre 1962 y 1968, quien, conocedor directo de otros males, soslayó este aspecto de la cuestión.

El coloquio fue presidido por Gregorio López Raimundo, presidente del PSUC, lo cual prueba el interés de los comunistas catalanes por la presumible privatización de la televisión en nuestro país. Excusaron su asistencia Pilar Brabo (PCE), Javier Solana (PSOE) y José Antonio González Casanova (PSCC).Miguel Bilbatúa (PCE), quien se refirió a la «utilización de TVE al servicio del Gobierno», así como a la descapitalización de dicho organismo, afirmó que «la televisión que nos ofrece el actual Gobierno es una televisión privada». Precisó que esta privatización incrementaría la dependencia de la producción de Estados Unidos, así como la fuerza de las empresas publicitarias sobre el medio.

El diputado del PC italiano Pietro Valenza expuso el caso italiano, a la luz de recientes cambios legislativos en materia de televisión. Señaló el carácter de servicio público del medio, la necesidad de un control parlamentario (logrado en Italia en sustitución del control gubernamental), la participación de las áreas autónomas, el derecho de acceso de los ciudadanos al medio y la descentralización financiera y de la programación.

El diputado italiano señaló cómo una sentencia del Tribunal Supremo de su país rompió con el monopolio estatal de la televisión, hecho que implicó la aparición de infinidad de cadenas privadas. En base a esta proliferación afirmó que «en ningún otro país existe una situación de caos como en Italia».

Maurice Vidal, del PC francés, expuso la problemática de la televisión en su país y, en concreto, las circunstancias que condujeron a la liquidación de la ORTF. Afirmó que con las siete sociedades estatales con que cuenta Francia «conservamos el monopolio, pero cada día carecemos más y más de un servicio público (en el terreno televisivo)». Manifestó que la emisora radiofónica Europe I podría crear una televisión privada en el caso de victoria de la izquierda.

La auténtica estrella del coloquio era, sin duda, Jiri Pelikan, director de la televisión checoslovaca bajo Alexander Dubcek, actualmente privado de su nacionalidad y residente en el exilio. Fue el único ponente que cosechó nutridos aplausos.

En su intervención, Jiri Pelikan señaló «elementos comunes» entre la actual situación española, y la de Checoslovaquia durante la «primavera de Praga». Condenó severamente el modelo soviético («con una estatalización, no socialización, y con censura») y se inclinó por una libertad total de expresión («sin libertad de información todo se convierte en algo meramente formal y no puede haber democracia directa»).

Manifestó que después de la invasión rusa 1.800 periodistas y técnicos fueron despedidos de sus trabajos, y algunos de ellos encarcelados. Como pregunta básica se formuló el saber a quién debe pertenecer la televisión en una sociedad democrática. Rechazó el que este medio pueda ser propiedad de los periodistas del mismo, o del partido dirigente o bien del Gobierno. Afirmó que «la televisión debe pertenecer a la sociedad entera», con control parlamentario, pero también con participación en la gestación de los programas de las organizaciones populares de todo tipo. Se inclinó por el monopolio público «con la condición de que exista pluralidad».

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