Israel consolida sus posiciones en el sur de Líbano
ENVIADO ESPECIALBeirut se mantuvo ayer en calma, pero la ofensiva israelí continuó intensificándose en el sur del país, sobre todo alrededor de Arkabou. El Gobierno del presidente Elías Sarkis se decidió a pedir la reunión del Consejo de Seguridad de la ONU, después que su jefe de Gobierno, Salim Hoss, apoyase la convocatoria. En el gran campamento de El Sabra, en las inmediaciones de Beirut, miles de refugiados palestinos empiezan a comprender que su destino es hoy más incierto que nunca.
Tras el último bombardeo y ametrallamiento de anteayer, que costó la vida a quince refugiados, entre los que al parecer no había guerrilleros, la aviación israelí no ha vuelto a aparecer en el cielo de Beirut. Cientos de soldados de la Liga Arabe seguían controlando anoche el sector de Sabra, donde viven más de 20.000 palestinos. La carretera del aeropuerto a la ciudad, que bordea el campamento, mostró todo el día un tráfico normal, sólo interrumpido de trecho en trecho por la policía militar del pequeño ejército libanés (15.000 hombres). Pero la población no oculta su inquietud, y a veces bastan unos cuantos disparos, como ocurrió ayer por la mañana durante un funeral, para provocar una desbandada general en pleno centro de la ciudad.
La "limpieza" israelí
Durante, las últimas veinticuatro horas, el ejército israelí no ha hecho más que consolidar su ofensiva en el área fronteriza que ocupa en el sur del Líbano, un frente de cien kilómetros de ancho. Su acción se ha concentrado en la zona oriental (Arkabou), donde controla ya diez localidades. Hasbaya fue bombardeada de nuevo por la aviación y la artillería. La fuerza aérea israelí atacó también varios pueblos situados más al norte, especialmente Sohmor y Yohmor, lo mismo que el campo palestino de Rachieieh, cerca de Tiro. A las tres de la mañana unas quince lanchas rápidas bombardearon Damour.El estado mayor de Jerusalén está tratando de establecer, aparentemente, un nuevo cinturón de seguridad en el oeste, bastante más al norte del fijado el martes por el general Morchedal Gour, que incluye los pueblos de Kana, Mansouri, Chiyie, Koleyle y Deir Kanoun. Los raids sobre ese cinturón se están multiplicando, lo que ya ha obligado a la mayor parte de la población de la costa a huir hacia el norte, en dirección de Saida y Beirut. Se calcula que en los próximos días más de 30.000 personas intentarán instalarse en Beirut. La aviación judía hostiga también el centro del país. Ayer, el fuerte Arnoun, en manos aún del llamado ejército árabe del Líbano, fue bombardeado durante una hora. Otro tanto ha ocurrido con Zawtar, Gharbye y Kfar Tebnit. La estrategia israelí consiste en traspasar el problema palestino a Siria.
Los guerrilleos de la OLP y de Al Fatah tratan ahora de hacerse fuertes en las montañas. Pero una de sus más importantes plazas militares en el sur, la de. Bint Jbeil, se considera ya totalmente perdida para los fedayines, que anoche quisieron, sin éxito, reagruparse en tomo de las localidades de Aynata, Rachaf y Beit Lif.
El Gobierno de Beirut habría convenido ya con Israel esperar a que el sur sea desalojado de palestinos por el ejército de Gour. Luego, entre los próximos seis y diez meses, el propio ejército libanés, compuesto de oficiales y soldados cristianos, se haría cargo del territorio, tras un tratado especial con Jerusalén.
Las vacilaciones del Gobierno local respecto de la convocatoria del Consejo de Seguridad aparecen inspiradas por la sutil posición de la Unión Soviética, que atribuyó a Jerusalén la responsabilidad exclusiva de la intervención, lo que aquí es interpretado como una exoneración oficial por parte de Moscú del papel de Estados Unidos. Para Beirut, tal exclusividad significa que ninguna de las dos superpotencias piensa tomar cartas en el asunto, a pesar de las exigencias y condenas norteamericanas y soviéticas.
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