Karl Rahner: "Soy un teólogo que siempre buscó una evolución racional de la Iglesia"
Karl Rahner fue el teólogo más importante del Concilio Vaticano II. Después de su celebración, su teoría se ha ido adaptando a los avances que la base de la Iglesia católica ha exigido de la jerarquía, y ahora sus palabras sobre la situación de la Iglesia a la que pertenece y sobre su porvenir son, como decía ayer un obispo español, «los de un joven teólogo de treinta años de edad».Rahner desarrolló su madurez filosófica en las teorías existencialistas de Heidegger, habiendo procedido de un neotomismo que sigue estando en su perspectiva crítica. Su principal actividad, en todo caso, ha sido la potenciación de los diálogos entre marxistas y cristianos, tanto en su país, la República Federal de Alemania, como en el resto del mundo.
«En Alemania -dice el doctor Rahner- el diálogo entre cristianos y marxistas es casi inexistente. Esto ocurre porque el Partido Socialdemócrata no es un partido oficialmente marxista y porque los obispos preservan su carácter de cristianos de un modo bastante reaccionario. Nosotros, en la Sociedad Paulina, a la que pertenezco, intentamos un diálogo internacional, en el que participarían checos, italianos y personas de otras nacionalidades. Las intenciones del diálogo, el acercamiento entre cristianos y marxistas parecieron propias del diablo. Por eso, la confluencia de opiniones que serían precisas para un entendimiento cristiano-marxista resulta imposible de momento en mi país.»
«Los sectores marxistas oficiales tampoco intentan seriamente este acercamiento. Mientras el clero teme una invasión marxista al estilo de la que hubo en Checoslovaquia, los marxistas consideran que el diálogo con los cristianos puede atacar sus esencias políticas.»
"La Iglesia: una evolución obvia"
Karl Rahner dice que ahora es simplemente un teólogo jubilado, que en efecto trabajó activamente para que el Concilio Vaticano II fuera lo que fue, pero que ahora no tiene influencia alguna sobre los obispos. En cuanto al Concilio, «no se puede saber si la Iglesia católica hubiera seguido la misma evolución si no se hubiera producido en los términos que conocemos. Lo que fue el Concilio fue una oportunidad para reflexionar sobre la dirección que debía seguir una entidad que por propia naturaleza siempre tiene que progresar y avanzar. Lo que era obvio es que la Iglesia ya no podía ser aquella comunidad estable y burguesa que se guiaba por los presupuestos imperantes cuando se inició este siglo.»«La Iglesia tiene que cambiar, evitando las situaciones ambivalentes y peligrosas. La sustancia de la fe no puede ser deshecha por la evolución política de la sociedad. El futuro absoluto, que es Dios, no puede ser suplido por el marxismo mundano. Pero, por otra parte, la influencia de las doctrinas de la democracia política deben entrar en la Iglesia, que debe hacerse más democrática.»
En el Concilio Vaticano II se sentaron las bases para acabar con un centralismo perjudicial. El doctor Rahner cita la eliminación de una lengua litúrgica única y su sustitución por las lenguas de los diferentes países como uno de los elementos más positivos de la mecánica que el citado Concilio introdujo en la Iglesia católica.
Karl Rahner no es un filósofo, según repite este lúcido jesuita. «Soy un pequeño dogmático que ha enseñado teología. Existen muchas corrientes filosóficas, pero no se pueden sintetizar en la práctica. No hay una escolástica válida para todos, pero en el futuro habrá más filosofías que si quieren ser verdaderas no se pueden separar. Cada una de estas filosofías serán especies distintas de la fe cristiana. Unas se podrán conciliar y otras resultarán incompatibles. Las distinciones no se podrán hacer deprisa. En mi caso particular, yo no he podido hacer distinciones tajantes entre las filosofías porque creo que no todo lo que dicen los hombres puede ser estrictamente verdadero. Nada de lo que se dice es indiscutible, ni una formulación filosófica puede existir sin las otras.»
«Estoy convencido -dice Karl Rahner- de que sin un trozo de filosofía existencialista no se puede hacer una teología genuina. Ni siquiera santo Tomás de Aquino pudo hacer su escolástica sin usar dosis de lo que ahora se llamaría existencialismo, como ha estudiado mi colega Metz. Prácticamente, todas las filosofías son etiquetas bajo las cuales pueden pensarse las cosas más contradictorias. El que un filósofo no marxista sea marxista en un momento determinado depende de las estructuras sociales en las que desarrolle su pensamiento. Por ejemplo, si yo digo que estoy convencido de que las estructuras sociales del Tercer Mundo habría que cambiarlas radicalmente, yo estaría reflejando, al explicar un pensamiento estrictamente cristiano, lo que también es una ideología marxista. »
Karl Rahner está convencido, con pena, de que la jerarquía eclesiástica que impide un diálogo con fuerzas ajenas a su estructura lo que quiere en el fondo es que todo siga como hasta ahora. El doctor Rahner explica que ante la complejidad de las tareas globales de la sociedad actual, es imposible pensar en una revolución real que no produzca males mayores a algunas partes de ese cuerpo social. «Hace falta paciencia y valor para llevar a cabo una evolución dando pequeños pasos que no perturben la convivencia y las relaciones sencillas entre los hombres. »
La evolución pacífica de la sociedad lleva a hablar de la juventud alemana y de la actitud violenta que muestra ante el stablishment con el que se niega a coexistir. «Lo primero que hay que decir es que la juventud alemana de hoy no es la de hace diez años, ni tampoco es la que aparece en la prensa como enemiga violenta de la sociedad actual. La juventud alemana es escéptica, establecida, conservadora. Naturalmente, hay estudiantes jóvenes que adoptan otra actitud y entre ellos hay personajes que utilizan la droga como escape principal y que se han vuelto cínicos. Su manera de actuar está justificada porque la sociedad burguesa les resulta demasiado reaccionaria y porque los revolucionarios del 68 creyeron que en efecto algo podía cambiar. Al descubrir que la evolución era nula a raíz de aquel período, un buen porcentaje de los jóvenes que provienen de aquel tiempo han ido apartándose radicalmente de la sociedad establecida. Frente a ello, la Iglesia católica alemana no ha sabido ofrecer ninguna alternativa que los jóvenes buscan en grupos políticos carismáticos.»
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