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El PSOE abandona la ponencia constitucional

"Desde la toma de posesión del nuevo Gobierno han ocurrido dos cosas graves para la consolidación del proceso democrático: la ruptura del compromiso sobre elecciones municipales, provocada por Unión de Centro Democrático (UCD), y la ruptura del consenso en la ponencia constitucional». Estas son las valoraciones realizadas ayer por la comisión ejecutiva del Partido Socialista Obrero Español (PSOE) y transmitidas a la prensa a primera hora de la noche, tras confirmarse la retirada de su representante en la ponencia constitucional, Gregorio Peces-Barba.

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Durante una rueda de prensa a la que asistió la mayor parte de la comisión ejecutiva del PSOE -no estuvo presente el secretario general Felipe González- los representantes socialistas insistieron en que la retirada de su partido de la ponencia constitucional ha de considerarse como «un problema aislado» del resto de las cuestiones políticas candentes en el país, tales como las elecciones municipales, el posible acercamiento UCD-AP, y otras. El tema se reduce a esta cuestión: «Imposibilidad de mantener las condiciones técnicas del trabajo de la ponencia, e incumplimiento de las condiciones políticas que hasta ahora habían hecho posible el consenso», según formulación del ex representante socialista en la ponencia, señor Peces-Barba.La retirada del PSOE de la ponencia constitucional no tiene nada que ver con una radicalización de dicho partido en el tema de la Corona -afirmaron-, ni tampoco con el cumplimiento de los pactos de la Moncloa. También anunciaron que la retirada de la ponencia no implica que abandonen su normal participación parlamentaria en la Comisión Constitucional y Plenos del Congreso y del Senado.

Según el señor Peces-Barba, la finalidad perseguida por el PSOE en el tema constitucional era conseguir un texto «que nos dejase a todos un poco insatisfechos, pero no tanto como para pedir inmediatamente su reforma». En base a dicho espíritu se buscaron soluciones que dejaran satisfechos a todos -o al menos no demasiado insatisfechos- en problemas claves, como el de las Fuerzas Armadas, las relaciones Iglesia-Estado, la libertad de enseñanza y otros.

«Sin embargo, pese al consenso que se afirmaba haber obtenido, UCD planteó enmiendas a los artículos 16 y 28 (este último relativo a la enseñanza) y el asunto culminó en la tarde del lunes, cuando el partido gubernamental presentó un nuevo texto de dieciocho artículos para el tema de las autonomías.»

Siempre según el señor Peces-Barba, el nuevo texto propuesto se refería al concepto de regiones autónomas y las configuraba como unas simples mancomunidades de diputaciones provinciales, excepto los casos de Cataluña y País Vasco, para los que se anuncia una nueva disposición transitoria de texto desconocido hasta la fecha, pero que parece facilitar sus competencias políticas.

El señor Peces-Barba cree haber encontrado el antecedente de dicha regulación en la ley de Bases de Régimen Local promulgada por el Gobierno Arias en 1975, todavía en vida de Franco. Asimismo, añadió que el controvertido texto fue presentado por los ponentes de UCD, apoyados por el de Alianza Popular y acogido con un silencio elocuente por el ponente de la minoría catalana, señor Roca.

A ello se suma el disgusto socialista por el sentido profundo de las enmiendas de UCD al artículo 28, que según el señor Gómez Llorente -miembro de la ejecutiva del partido y vicepresidente del Congreso- persiguen el establecimiento de una financiación incondicionada para todos los centros de enseñanza en los niveles obligatorios, de forma que el dinero del Estado pueda ir a parar a particulares sin el debido control de la comunidad escolar que ha de beneficiarse.

«Ya no era posible seguir manteniendo la ficción del consenso, en el que yo he creído sinceramente hasta ahora», agregó el señor Peces-Barba a modo de resumen. Desmintió también que UCD le hubiera ofrecido retirar sus enmiendas al artículo 28, y, a continuación, Javier Solana -portavoz oficial del partido- comentó la declaración hecha pública anoche por UCD en el sentido de que ese texto «recuerda un lenguaje que ya creíamos olvidado; en él sólo falta que se hable de conspiración judeo-marxista».

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