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FESTIVAL DE CINE DE BELGRADO

Los criterios políticos, reflejados en la pantalla

Ángel S. Harguindey

Probablemente la complejidad y peculiaridad de Yugoslavia quede reflejada en la anécdota que contó a EL PAÍS el director del Fest, el crítico cinematográfico Milutin Colic: «Hace un par de años quisimos proyectar en el festival la película norteamericana Network. Los productores americanos decidieron prohibirla porque consideraban que la crítica feroz que planteaba a las estructuras políticas y sociales de Estados Unidos eran excesivas para un festival de un país comunista. Este año quisimos proyectar la película de Wadja (realizador polaco), El hombre de mármol, pero las autoridades de su país consideraron que la crítica a la estructura de poder socialista no debía ser vista en un país tan próximo al capitalismo como Yugoslavia.» Exactamente eso es la República Federal Socialista de Yugoslavia, algo que puede ser tildado de comunista o capitalista, desde las áreas políticas dominadas por las dos superpotencias.Lo peculiar, incluso milagroso del caso, es que Yugoslavia y su festival de festivales continúan adelante. La edición de 1979 es la octava que se realiza y un simple dato da cumplida información sobre la aceptación que encuentra entre los ciudadanos de Belgrado: en 1971 el número de espectadores fue de 105.000, en 1977 alcanzó los 250.000, número que se espera superar en la edición actual, puesto que se encuentran agotadas las localidades para todas las sesiones que quedan por proyectar. Hasta la fecha se han exhibido filmes como Kin Kong, Mi amigo americano, Retrato de grupo con dama, El castañazo, Turning Point, El huevo de la serpiente, Pequeño pecado, Una jornada particular y Julia, por citar tan sólo una pequeña muestra. Películas que desde el último Bergman o el último Zinemann incluyen los productos más comerciales del último año.

«El cine español está representado por cuatro películas -añade Colic- consiguiendo el mismo número que países como Estados Unidos, Italia, Francia o la URSS, lo que da muestra del grado de calidad e interés de las películas de su país. A mi juicio Carlos Saura (Elisa, vida mía) es uno de los realizadores más originales y profundos que existen en Europa. Consigue acercar la literatura al cine sin renunciar a ningún componente cinematográfico.

Caudillo no es una película histórica, aunque utiliza material de archivo. Es una sorprendente demostración de cómo la historia puede ser mostrada desde una perspectiva personal y poética. Se emitió por televisión y nos consta que tuvo una gran acogida. Camada negra es una película política que se pudo haber realizado ayer, hoy o mañana y que pudo ser producida no sólo en España, sino en muchos países: el fascismo no es exclusivo de España, ahí están países como Argentina, Italia, Alemania, Chile y tantos otros. Por último El puente, de Juan Antonio Bardem, la consideramos como una película muy crítica y divertida. Yo era miembro del jurado del último Festival de Moscú y voté a favor de la película para que consiguiera el premio.»

El Festival de Belgrado tiene la peculiaridad de que por él pasan un notable número de realizadores y actores, pero lo hacen con un talante en el que lo profesional prima sobre lo anecdótico y frívolo. Está prevista la llegada de Ettore Scola y Marcello Mastroianni, por ejemplo. El otro gran componente del Festival 78 es el simposium que se celebrará durante los tres últimos días del festival. En esta ocasión el tema es Historia y Cine, en base al notable número de filmes que se producen con material de archivo y mirada retrospectiva. Cien comunicaciones que serán expuestas por la plana mayor de la crítica europea-occidental y oriental. Entre los que cabe citar al italiano Aristarco, el polaco Plazewski o el soviético Baskakov. El simposium está patrocinado por la Unesco.

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