Ejército, Iglesia y nacionalidades
«El primer Gobierno democrático español tiene seis meses de existencia. Seis meses durante los cuales los hombres políticos españoles han dado pruebas de una capacidad de negociación y de un espíritu de reconciliación que han asombrado a Europa...La República de 1931 se había establecido también sin efusión de sangre...
Sus comienzos habían sido tan acertados que todo el mundo pensaba, en esa época, que España no era el país "de la leyenda negra". Pero, cinco años después, estallaba la guerra civil. Después de haber operado un repliegue esttatégico, las fuerzas de la reacción se vengaban...
Es evidente que los españoles actuales son diferentes de lo que eran en esa época. Ya no conocen la espantosa miseria que engendra la revolución y la violencia. Tenían fama de extremistas, ahora dan pruebas de lo contrario y parecen moderados y realistas. Todo indica que han querido borrar el pasado. Los enemigos de ayer se sien tan en el mismo hemiciclo y, de esta forma, expresan el deseo general de coexistencia...
La oposición de izquierda ha sacado una enseñanza del pasado en relación a dos instituciones particularmente poderosas al otro lado de los Pirineos: la Iglesia y el Ejército. Se ha comentado mucho, estos últimos meses, sobre la posibilidad de una protesta de los cuarteles ante la filosofía de la democratización. Muchos políticos afirman que el peligro ha sido exagerado. Si reconocen un mérito a Franco es haber despolitizado el Ejército. Por otra parte, el Rey es un poderoso factor de paz para los estados mayores. Sobre todo, por el respeto que les inspira la institución monárquica y porque Juan Carlos, diplomado en diversas academias militares, está siempre muy atento al estado de ánimo de sus generales...
Sin embargo, podría ser una tregua. Socialistas y comunistas se han dado cuenta de ello. Por ello, uno de los principales dirigentes del PSOE, Enrique Múgica, preside la Comisión de Defensa del Congreso y pide créditos para la modernización del Ejército y la creación de lazos afectivos entre el Ejército y la opinión pública...
En su primera redacción, el texto de la Constitución preveía que el Congreso elegiría al jefe del Gobierno y que esa elección sería ratificada por el Rey. Semejante cambio a un mes sólo de intervalo, es significativo...
El PCE juzga peligroso este cambio, pues hace entrar al Rey en el juego político cuando la Monarquía, en su propio interés, debería permanecer por encima de la disputa política...
El PSOE participa de estos temores; nada justifica que el Rey de España tenga más poderes que la reina de Inglaterra. Todos recuerdan que por haber usado y abusado de su derecho a designar jefes de Gobierno, Alfonso XIII deterioró la vida política y comprometió la institución monárquica. Un dirigente del PCE, Lucio Lobato, nos dijo que su partido propondría una fórmula de compromiso: el Rey designará un candidato a la presidencia, pero escogerá forzosamente al líder del partido mayoritario...
Con la Iglesia se ha evitado la guerra. El conflicto comenzó por el problema de la enseñanza, para afectar, más tarde, al conjunto de las relaciones de la Iglesia con el Estado. Era previsible, dados los privilegios excepcionales de que disfruta todavía en España, pese a su riqueza material y a sus actividades conciliares...
Se comprende, perfectamente, que haya reaccionado vivamente a la lectura del pacto de la Moncloa y al anteproyecto de la Constitución. El pacto preveía una extensión considerable de la enseñanza pública y una revisión de las formas de financiar la escuela privada. La Constitución estipulaba la no confesionalidad del Estado...
La réplica de la Iglesia ha sido rápida y ha revestido diversas formas: una declaración colectiva de los obispos en noviembre, una serie de epístolas diocesanas de monseñor Tarancón, gestiones ante el Rey, mítines, peticiones al jefe del Gobierno...
La amenaza de una guerra de religión ha obligado a la izquierda a retroceder. Carrillo ha declarado que su partido era favorable a las subvenciones a las escuelas religiosas, pues España no podría prescindir de ellas.
El Partido Socialista, según declara Javier Solana, hace esfuerzos para llegar a un compromiso. El Estado ya no es confesional. Ayudará a la escuela privada, mientras que en el anteproyecto se decía que «podría» ayudarla. Por último, va a considerar las creencias religiosas de la sociedad española y mantendrá sus formas de cooperación con ella...
La situación es más complicada en lo que respecta a las nacionalidades. La palabra figura en el anteproyecto de la Constitución. La palabra es discutida por la derecha que prefiere sustituirla por la de regiones...
Otro punto sombrío de la situación española: la decepción provocada por el pacto de la Moncloa. Uno de los defensores más entusiastas del pacto y el que había obtenido mayores beneficios políticos, Santiago Carrillo, comienza a sentirse desencantado. Había creído que el supergobierno que había elaborado los acuerdos se reuniría regularmente para vigilar su aplicación. Pero nunca se ha reunido...
El malestar entre los empresarios inquieta a los partidos de izquierda. El clima de recesión coloca a muchas empresas al borde de la quiebra...
Ahora bien, un cierto número de cierres es indispensable para sanear la economía, pues muchas empresas han crecido en un clima de proteccionismo y de subvenciones públicas ... »
28 enero
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