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La DC italiana decidirá sobre la crisis el próximo viernes

La ejecutiva de la Democracia Cristiana ha sido convocada para el viernes próximo. De ella dependerá la solución de la crisis política italiana. Por ahora, el primer ministro encargado, Giulio Andreotti, se entrevistó con la delegación de su partido y declaró al final que el viernes próximo se tratará de la «emergencia» del país del actual marco de alianzas políticas y, si no se llega a un acuerdo, se discutirán hipótesis y programas.

Por lo pronto, Andreotti envió ya a los secretarios de los partidos interesados un borrador de programa. Trata, sobre todo, de reducir los referendums de la primavera próxima; para ello es fácil legislar antes sobre la ley Reale o el orden público, Sindicato de Policía incluido, sobre la comisión inquisidora parlamentaria y sobre los manicomios. Y es también fácil ponerse de acuerdo sobre el candente problema del aborto. El único referéndum probable sería la ley sobre financiación pública de los partidos. Andreotti promete, además, contener el déficit del presupuesto del Estado en 24.000 millones de liras.

Las concesiones obligadas de la DC

Si el viernes próximo la Democracia Cristiana no acepta, al menos, la solución de admitir a los comunistas en una mayoría «contratada, explícita y reconocida», se tendrá que convocar todavía el supremo órgano rector del partido, el Consejo Nacional. Los términos del problema son claros: la DC tiene el 38% del electorado y los partidos que quieren cambiar la situación, comunistas, socialistas y republicanos juntos, suman el 47%.Los comunistas se contentarían, por ahora, con un acuerdo político global en el que contarán explícitamente; no piden ya participar en el Gobierno. Si la Democracia Cristiana no quiere aparecer como integralista, arrogante y absorbente, tendrá que aceptar la mediación de laicos y socialistas para formar una mayoría con los comunistas. El líder republicano Ugo La Malfa, socialistas y socialdemócratas se han pronunciado ya por esta solución. Los liberales, que oficialmente siguen exigiendo una discusión de la crisis en el Parlamento, hablan de un «Gobierno institucional político de tregua», no colorado, apoyado por la DC y otros partidos, hasta la elección del presidente de la República en diciembre próximo.

El programa de Andreotti cuenta con terminar la actual legislatura en paz hasta 1981. Sobre su contenido, la convergencia de todas las fuerzas políticas es muy amplia. Se trata solamente de encontrar la fórmula política de gobierno. Si con Andreotti o sin él no se llega a un acuerdo, la solución será consultar al electorado de nuevo por tercera vez en seis años. Los sondeos dan a la Democracia Cristiana un 42%, e incluso un 44%. Los diputados democristianos de la masa del partido, los llamados peones, no las temen, porque serían reelegidos. Bastan unos veinticinco o treinta intransigentes con los comunistas, que las quieren para obstaculizar la política de compromiso y confrontación que el presidente Aldo Moro impulsa lenta y prestigiosamente en su partido.

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