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Dos bailarines británicos juzgan la situación de la danza en España

Conversación con Anton Dolin y John Gilpin

Juan Cruz

La culpa de la falta de vitalidad que tiene la danza en España es de la escasa asistencia oficial que reciben los grupos que podrían sacar adelante este arte. «Es lamentable que un país que ha dado tan buenos bailarines presente ahora este panorama» dijeron a EL PAÍS dos de los mejores especialistas de ballet en Gran Bretaña, Anton Dolin y John Gilpin, cuya historia está ligada en su país a la vida del London Festival Ballet.

Anton Dolin y John Gilpin están en España invitados por el primer programa especializado que Radiotelevisión dedica al tema de la danza. Para ambos, iniciativas como ésta «pueden reavivar la danza en España». Han destacado también en ese mismo sentido los esfuerzos docentes de Ana Lázaro en cuyo estudio de ballet de Madrid hablamos con Dolin y Gilpin.Las causas de la ausencia de ballet en España pueden radicar «en el medio ambiente», como dice Anton Dolin, un veterano bailarín cuya próxima aparición en escena será en la obra Salomé, en la que Lindsay Kemp, conocido en Madrid por su montaje de Flowers, hará de Salomé y él será el personaje de Herodes.

«Nunca he podido entender -afirma Dolin, cuya ascendencia remota es española- cómo en un país donde se conserva un folklore tan maravilloso, se haya postergado de este modo el arte del ballet. Ahora he estado contemplando en Madrid a estos jóvenes bailarines y observo que sigue en ellos lo que convirtió en grandes del mundo del baile a Antonio, Argentinita o Antonio Gades, lo que ellos han sido en el mundo del baile. »

La falta de estímulos que reciben estos jóvenes, dice por otro lado John Gilpin, «los obliga a abandonar su propio país y pro bar fortuna en otros en los que acaso algún día ocuparán el puesto que jamás se les permitió que alcanzaran aquí».

Anton Dolin fue quien descubrió a Antonio Gades cuando éste tenía dieciséis años, y, según Dolin, actuaba en un pequeño cabaret de Barcelona.

Tanto Dolin como Gilpin han sido figuras importantes del London Festival Ballet. El segundo ha padecido tres operaciones de trombosis en sus pies En una de ellas estuvo a punto de perder un pie. Después de su recuperación definitiva se ha dedicado sobre todo a la enseñanza del ballet, aunque en los últimos años ha decidido que si puede enseñar, también puede seguir bailando, y por esta razón aceptó venir a España.

La intervención de Dolin en Salomé, la adaptación que hizo Lindsay Kemp de la obra de Oscar Wilde, no significa que el ballet y el mimo se junten porque sean colaboradores naturales. «El ballet es el ballet y el teatro es el teatro. Esta cooperación es extraordinaria y se produce porque yo creo que Kemp es un genio del mimo y del arte del teatro. »

John Gilpin se inició, como casi todos los bailarines ingleses contemporáneos, en la escuela de Mary Rambert, que comenzó sus enseñanzas en los años veinte. Con ella estuvieron también Fred Astaire y Margot Fontaine. Su escuela fue la base del London Festival Ballet. Con esta compañía, o de forma independiente, Gilpin ha actuado varias veces en España. En 1950 fue la primera ocasión. Antes y ahora ha hallado la misma desasistencia oficial al mundo del ballet. «Da rabia ver cómo se entusiasman los españoles al vernos actuar a los extranjeros, cuando se piensa que podrían aplaudir con el mismo calor a los herederos de Carmen Amaya o de la Argentinita que tienen que sufrir la marcha al extranjero o un olvido que los aburre.»

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