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Helmut Schmidt tiene responsabilidades en el caso de la espía Lutze

El ministro de Defensa de la República Federal de Alemania, Leber, ha atribuido indirectamente al canciller Schmidt una responsabilidad mayor que la suya en el caso Lutze, el mayor dentro de la historia del espionaje alemán. Según Leber, socialdemócrata del ala más conservadora, «es explicable que el canciller supiese más que él» del caso de la funcionaria Renata Lutze, una atractiva mujer de 37 años que durante un largo período ha tenido acceso a documentos ultrasecretos relacionados con la defensa de la RFA y la organización de la OTAN.

Entre las causas apuntadas por Leber como explicación de su desconocimiento suficiente del asunto Lutze, se incluyen también veladas acusaciones contra sus colaboradores más inmediatos y contra el mando supremo de las fuerzas armadas alemanas. Según el ministro, se le informó muy esquemáticamente de la identificación de la espía Lutze y de sus dos cómplices, hasta el punto de que no llegó a leer las actas abiertas sobre el caso. El canciller conocía mejor lo ocurrido por un amplio informe que se le presentó antes incluso de procederse a la detención de la agente. Los dos altos funcionarios que, según ha dado a entender Leber, interfirieron más decididamente entre lo ocurrido y el despacho del ministro fueron el subsecretario Fingerhut y el inspector general de las fuerzas armadas, Wust. En ambos casos hubo «malentendidos» que imposibilitaron la lectura de los informes reunidos sobre la actividad de Renata Lutze.

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