Economía catalana 1977 Y descofianza empresarial
No se descubre nada nuevo diciendo que el año 1977 finalizado ha dejado un mal sabor de boca económico a nivel nacional e internacional y que Cataluña no ha sido ninguna excepción a esta situación general.Viendo las opiniones empresariales a lo largo del año -de acuerdo con las encuestas de coyuntura industrial y comercial que realiza la Cámara de Comercio de Barcelona- puede observarse, sin embargo, que la opinión expresada ha sido siempre más pesimista que lo que realmente los datos estadísticos conocidos permitían vislumbrar en cada momento.
Tal constatación hace forzoso mencionar algunos de los componentes del «ambiente sicológico» que viene influído y que influye, a su vez, sobre el frágil mecanismo económico.
Refiriéndose a la situación económica es preciso hacer mención al hecho de que los índices de actividad económica han caído en el segundo semestre del año transcurrido -justo después de que el Gobierno salido de las elecciones legislativas empezara a adoptar las decisiones económicas que antes nadie se había atrevido a tomar en la línea de permisividad que caracterizó a la política económica preelectoral.
En el mes de diciembre se ha asistido a una cierta recuperación derivada de las compras navideñas que, al menos para los grandes almacenes, han resultado mucho más satisfactorias que lo que se había podido pensar meses antes.
Refiriéndose a sectores, conviene distinguir entre la evolución de los de bienes de consumo y los de inversión.
En bienes de consumo la demanda se ha mantenido más que en bienes de inversión, en donde la desconfianza empresarial en relación a las nuevas formas de gestión de las relaciones laborales y sindicales ha ejercido un efecto inhibidor fuerte sobre la creación de más puestos de trabajo y a la dedicación de recursos productivos adicionales.
Los agricultores (que son el 6% de la población activa catalana) han cobrado mejores precios por sus productos y ello les ha permitido compensar la disminución de cosechas, consecuencia de las heladas, y los mayores precios que han tenido que satisfacer por los aprovisionamientos de abonos, productos fitosanitarios y otros factores productivos.
Los datos disponibles de la primera parte del año ponen de manifiesto que el ritmo de inflación en Cataluña fue ligeramente más moderado que el del conjunto español, y que hasta los primeros meses el comportamiento del desempleo era también algo mejor en Cataluña.
A finales de año la banca y cajas de ahorros tenían liquidez movilizable a pesar de que los problemas de tesorería hayan provocado 130 suspensiones de pago en Barcelona y 53 en su zona de influencia (contra 77 y veintisiete en 1976).
Cabe creer, sin embargo, que el componente fundamental que queda presente para calibrar las fuerzas de recuperación que muestren lo que puede dar de sí la economía catalana en 1978 es el factor de desconfianza empresarial. El movimiento empresarial catalán es el que tiene más tradición y había adoptado siempre posturas muy conciliadoras en relación -por ejemplo- a las posturas más radicales preconizadas por sectores empresariales madrileños o vascos mucho más conservadores. Tras la concentración empresarial del 28 de noviembre se asiste a una cierta reorientación de aquella moderación que aunque ha ido atenuándose, a medida que han ido pasando los meses ha dejado un desasosiego entre los empresarios que aún estaban dispuestos a in-. vertir que hará difícil que la inversión reemprenda en momentos,' como los actuales, en que el empresariado catalán no ve todavía claro el coste adicional que le pueda suponer la reforma autonómica que comportará la Generalitat y en que se prevé un reforzamiento de las centrales sindicales, como consecuencia de las elecciones que deben celebrarse próximamente.
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