Ecuador decide hoy en referéndum la alternativa política al régimen militar
El segundo referéndum que, en espacio de pocos días, se celebra en un país de América Latina, en este caso Ecuador, tiene un signo bien distinto al primero. Mientras el realizado en Chile el pasado día 4 de enero en un clima de grave presión dio la oportunidad al general Pinochet de consolidar y aun endurecer su régimen dictatorial, el que hoy lleva a dos millones y medio de ecuatorianos a las urnas abre el camino de este país a una fórmula democrática de gobierno que sustituye a la ejercida por las fuerzas armadas desde 1972.
Hoy Ecuador decide mediante un referéndum la Constitución por la que se ha de regir la vida política, social y económica del país a partir del 16 de julio, fecha fijada oficialmente por los militares para las elecciones generales. A los votantes (cuyo número ha sido ampliado a última hora con la posibilidad de sufragio para todos aquellos que se hayan inscrito en los censos hasta el 17 de septiembre de 1977) se les ofrecen dos posibilidades constitucionales: la actualmente vigente, que data de 1945 con algunas reformas, y una de nueva factura, elaborada por una comisión legislativa, en la que han participado representantes de los partidos políticos.Las diferencias son notables entre uno y otro proyecto: uno establece el voto para todos los mayores de dieciocho años, alfabetos o analfabetos; otra otorga el poder de votar solamente a quienes sepan leer y escribir. La primera prevé dos cámaras y la segunda una. Uno de los proyectos admite la representación sectorial y otro no, así como la existencia de un vicepresidente de la República y la posibilidad de reelección del presidente, cuyo mandato es de cinco años en una de las cartas y de cuatro en otra.
La mayoría de los partidos políticos ecuatorianos ha recomendado a sus militantes que acudan a las urnas y voten por el proyecto de nueva elaboración. Los dos grupos tradicionales, el liberal y el conservador, y los partidos de izquierda, incluido el comunista y las dos alas socialdemócratas y marxistas, los partidos socialistas se han inclinado también en favor de las propuestas constitucionales del Gobierno.
La mayor oposición al referéndum de hoy llega desde los sectores más derechistas de la sociedad ecuatoriana, fundamentalmente agrupados en torno a grupos económicos y al ex presidente Velasco Ibarra. El anciano político que ocupó cuatro veces la presidencia de la nación suspendió en su último mandato la Constitución y se atribuyó poderes absolutos hasta que en 1972 el general Guillermo Rodríguez Lara le derrocó; éste a su vez fue desplazado por sus compañeros de armas en enero de 1976. Los opositores al referéndum califican éste de fraude y han recomendado a sus partidarios que anulen el voto.
El ambiente previo al plebiscito se ha enrarecido en las últimas semanas a raíz del secuestro y asesinato, en circunstancias macabras, del industrial ecuatoriano José Antonio Briz, el 29 de noviembre del pasado año. Los secuestradores solicitaron un rescate de cincuenta millones de pesetas. Cuando se realizaban las gestiones para el pago, la cabeza de Briz apareció a la puerta de un convento de monjas en la ciudad de Cuenca. Las autoridades ecuatorianas detuvieron a un religioso y a una monja, dirigentes de movimientos cristianos de carácter tercermundista, y a Juan Carlos Gómez, presidente de la Federación de Estudiantes de la Universidad Católica de Ecuador e hijo del ex ministro y presidente de la Unión Nacional Democrática, de tendencia marxista, Luis Gómez Izquierdo. Según la policía, todos fueron detenidos «en relación» con el caso Briz,
La mayoría de los observadores opina que, a pesar de las deficiencias, es preciso valorar el poco usual gesto de la Junta Militar ecuatoriana, que a diferencia de otras muchas latinoamericanas, se puso a sí misma plazos para devolver el poder a los civiles y los está cumpliendo mientras permite la libre actividad de los partidos políticos.
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