La escasez de sangre obliga a cerrar quirófanos en Madrid

El problema de la escasez de sangre en los hospitales españoles vuelve ahora a preocupar seriamente a los responsables de la salud pública. Desde hace dos días hasta hoy, las emisoras de radio transmiten mensajes de urgencia para que los ciudadanos tomen conciencia de la gravedad del problema y ayuden a resolverlo mediante donaciones voluntarias.Esta campaña se ha originado a consecuencia de que en dos grandes centros hospitalarios de Madrid: la Ciudad Sanitaria La Paz y el Ramón y Cajal, popularmente conocido como Piramidón, han tenido que aplazarse varias operaciones por falta de sangre para realizar las transfusiones, parar algunos quirófanos por el mismo motivo y recurrir, como ocurrió en el Piramidón, a extraer sangre a sus empleados, desde médicos a cocineras, para intervenir quirúrgicamente a una persona que se encontraba en el estado límite de vida o muerte. La actual situación ha sido calificada en medios sanitarios como muy próxima al dramatismo.

La respuesta de los madrileños frente a esta campaña ha sido «mediana», según palabras del secretario general de la Hermandad de Donantes de Sangre, José Morán, que, si bien ha resuelto algunos problemas en La Paz, no es la que se necesitaría para resolver el problema. Las causas que explican esta situación de ansiedad son, fundamentalmente, la notable reducción de donantes en el período de las fiestas navideñas, las vacaciones de muchos trabajadores (por lo que la Hermandad no puede realizar las campañas de donación en las empresas de Madrid, como viene haciendo regularmente) y la acumulación general de intervenciones no urgentes de los muchos pacientes que acuden a resolver sus dolencias pasadas las fiestas, con lo que el número de operaciones se duplica.

Todos los centros madrileños de la Seguridad Social son abastecidos por la Hermandad de Donantes, a excepción del Gran Hospital y el Clínico, cuyo aprovisionamiento está aún en proyecto. Regularmente, un centro como La Paz o el Piramidón precisa para un solo día de atención sanitaria cien litros de sangre, y actualmente la Hermandad dispone de menos de la cuarta parte. Ello ha producido una situación crítica, que obliga a replantearse el sistema de donación en todo el país.

Resulta significativo que España ocupe el último lugar entre los países europeos en cuanto a donaciones, aunque esta circunstancia no obedece, según el jefe del servicio de Hematología de La Paz, señor Martín Villar, a la falta de sensibilidad de los españoles, sino a una «enorme desorganización en las donaciones». El señor Martín asegura que la única solución para paliar el problema radica en copiar el modelo organizativo de Francia o Inglaterra, es decir, crear un organismo con fondos estatales capaz de canalizar a través de centros regionales cada uno de los centímetros cúbicos de sangre extraída. «Debería seguirse el mismo proceso que se efectúa en una central lechera, aunque la comparación resulte grotesca: extracción, envasado, transporte y distribución, pues no hay que olvidar -prosigue- que la sangre se mantiene en buenas condiciones únicamente durante veintiún días.»

La Hermandad de Donantes cuenta con 120.000 socios, aunque la, cifra no es significativa, pues, según explica el señor Morán, solamente la cuarta parte de ellos acuden a los bancos de sangre con regularidad. «Si 60.000 personas donaran su sangre dos veces al año, el problema estaría resuelto.» Sin embargo, en España se precisan 500.000 litros anuales y se cuenta con 200.000.

Por otra parte, si los centros de la Seguridad Social se vieran obligados a comprarla sangre que provee la Hermandad, necesitarían desembolsar, solamente en Madrid, alrededor de quince millones de pesetas mensuales. Por este motivo, insiste el responsable de Hematología de La Paz, el Estado debería garantizar campañas regulares a nivel nacional con la misma intensidad que las realizadas para combatir el cáncer o la tuberculosis. «La Hermandad -añade- debería contar con más ayudas oficiales para que su labor fuera suficiente.» El problema se plantea, pues, en los altos niveles del Ministerio de Sanidad, responsable directo de estas deficiencias.»