_
_
_
_

Carter llega al París en un clima de fiebre preelectoral

Con un discurso sobre el porvenir de la democracia en el mundo, pronunciado ante un grupo de personalidades políticas y económicas, reunidas en el Palacio de los Congresos de París, se cerró anoche la primera jornada del presidente norteamericano, Jimmy Carter, en París. Su llegada a la capital francesa, en un clima de fiebre preelectoral, interesó más por su eventual incidencia en la política interior que por los problemas económicos, energéticos y demás cuestiones de política exterior que abordará con el presidente galo, Valery Giscard d'Estaing.

El presidente norteamericano, que saldrá mañana hacia Bruselas para rematar su periplo mundial de 48.000 kilómetros, este mismo viernes a primera hora se entrevistará durante media hora con el primer secretario del Partido Socialista (PS), François Mitterrand. Este último, inclinándose ante los deseos norteamericanos, solicitó él la audiencia. Carter, por su lado, cedió ante la exigencia del líder socialista: que el fuese el único interlocutor de la oposición de izquierdas.Por otra parte, el jefe del Ejecutivo americano romperá la tradición de los visitantes extranjeros y no visitará al «hermano enemigo» de Giscard y alcalde de París, Jacques Chirac, que inmediatamente manifestó públicamente su «asombro» en espera, vana posiblemente, de que Carter «modifique su programa».

Aval político

Estas «peripecias» de la estancia de Carter en la capital francesa, interpretadas como un aval político a Giscard d'Estaing, encontraron el primer eco ayer a las tres de la tarde en el aeropuerto de Orly, cuando ambos presidentes se saludaron con breves discursos: «Su viaje reviste gran importancia -estimó Giscard-, esta importancia se debe a la vecindad de nuestras concepciones sobre el porvenir del mundo: un mundo pluralista, multipolar..., en el que desaparecerán progresivamente las confrontaciones ideológicas y las de los bloques militares». Carter, al qué custodian 5.000 hombres día y noche, en su respuesta exaltó su amistad «con Giscard d'Estaing y con el primer ministro, Raymond Barre», antes de resaltar la «alianza de ideales entre Francia y Estados Unidos» y de evocar, como lo hizo su homólogo francés, su tema favorito de los derechos del hombre.

Tras la ceremonia del recibimiento, Carter y Giscard se trasladaron al Arco del Triunfo para que el primero honrara la tumba del sondado desconocido y, de manera imprevista, para que se produjera otro detalle que no habrá dejado de sensibilizar a una parte de la opinión francesa: los dos hombres de Estado, rompiendo el protocolo, se mezclaron con los parisienses repartiendo apretones de manos y caminaron unos minutos a lo largo de la avenida de los Campos Elíseos.

A pesar de algunas divergencias, más aparentes que reales, en materia de exportación nuclear y de venta de armas, la derecha francesa estima que este viaje afianzará las buenas relaciones franco-norteamericanas. En los medios políticos de la oposición, como señalan algunos observadores, al margen de la ya referida dimensión electoral de su estancia en París, consideran la «cruzada» del presidente americano en términos semejantes a los emitidos ayer por un comentarista de izquierdas: «En este viaje ha habido dos etapas decisivas: Irán y Arabia Saudita, y un interlocutor: el petróleo, y una moneda de cambio: las armas.»

El presidente norteamericano visitará hoy Normandía para honrar a los muertos norteamericanos de la última guerra mundial, acompañado por su colega francés.

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo

¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?

Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.

¿Por qué estás viendo esto?

Flecha

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.

Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.

En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.

Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_