Declaraciones de Coloma Gallegos (capitán general de Cataluña)
«El Ejército espera que los ciudadanos de España comprendan nuestra misión y aprecien que, pese a todo, continuamos intentando no salirnos de nuestro papel, para que el pueblo tenga la confianza de que somos una institución totalmente apolítica. (...)La postura del Ejército no ha variado; nosotros tenemos unas cosas que nos unen y están claramente expuestas por el Consejo Superior del Ejército, que se refieren concretísimamente a la defensa de la unidad de la Patria, de la institución de la Corona y del Rey, la bandera nacional y la institución de las Fuerzas Armadas. (...)
No somos una casta, lo que sí tenemos es conciencia de lo que somos, del deber que nos hemos impuesto y de lo que la nación espera de nosotros; tenemos perfectísima conciencia de esto. Tenemos, sí, si se quiere, idea de casta en cuanto a cumplimiento de nuestro deber a rajatabla y de no permitir que esta institución se degrade ni por la acción propia de quienes formamos parte de ella o de otros agentes exteriores. Ya que me da usted pie para ello, le diré que ahora mismo, como usted sabe, aquí en Barcelona se ha promovido una campaña, a causa de una actitud de la autoridad militar, en el aspecto jurídico, informándose de un modo unilateral. (...)
Hay unas leyes, por lo que afecta a la defensa de la institución militar, que están recogidas en el Código de Justicia Militar; hay un capitán general que tiene la obligación estricta de aplicar esas leyes a todo aquel que se vea incurso en ellas, y esto es lo que se ha hecho. Cuando dentro o fuera de las Fuerzas Armadas se produce un acto que transgrede estas leyes, el capitán general ordena abrir una información para averiguar si hay indicios racionales de criminalidad; si los hay, se instruye una causa. (...)
Mi actitud actual es la de preguntar si es cierto o no que existen esos indicios de criminalidad, y aquí termina por ahora mi actuación. (...)
Para rectificar el Código Militar se requiere una serie de pasos, entre ellos, la aprobación de las Cortes; por tanto, saben perfectamente quienes esto aducen que tal hecho no se ha producido. Y si lo saben, mal pueden pedirme a mí que haga uso de unos acuerdos que, además, son tan poco concretos que aunque yo quisiera no podría hacer uso de ellos. (...)
Debo decirle que se está avanzando en este terreno, pero estamos muy lejos de lo que puede y debe ser el Ejército español, comprendiendo, claro, las dificultades de todo tipo que pesan sobre la nación, y que impiden, a pesar de la buena voluntad de los gobernantes, facilitar los medios adecuados para desarrollar nuestra labor a plena satisfacción. Puedo decirle que comparándolos con la renta que en cada nación se dedica a las Fuerzas Armadas, España está, dentro de un cuadro de cuarenta países, en el puesto 37 o cosa así.»
22 de diciembre
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