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Los empleados públicos ingleses respetarán los topes salariales

. El Gabinete laborista británico se ha vuelto a apuntar un tanto en su empeño de hacer respetar los topes salariales por los empleados públicos. Ayer un millón de trabajadores de este sector aceptó un aumento máximo del 10 % en sus ingresos, a pesar de haber exigido previamente entre el 30 y el 40 % de incremento.A la vez, el Gobierno, que está jugando inteligentemente el tira y afloja de las reivindicaciones económicas y sociales de los sindicatos, se ha comprometido a dar prioridad en la próxima legislatura parlamentaria a una ley que grava suplementariamente el patrimonio de los más ricos. Ambos acuerdos se producen en un contexto de relativa euforia económica, determinado por la subida imparable de la libra esterlina frente al dólar -el lunes se revaluó en otro 5,4 %- y por la contención de la tasa inflacionaria dentro de límites aceptables, que no superarán el 13 % cuando acabe este año. El ministro del Tesoro espera que en la primavera de 1978 la inflación británica se podrá expresar en una sola cifra.

La aceptación por parte del millón de trabajadores manuales del sector público de la oferta gubernamental del 10 %, unida a la actitud dialogante de un grupo laboral tan reivindicativo como el minero, aísla casi totalmente a los bomberos británicos en su intento de romper los topes salariales fijados en el «pacto social». Los bomberos, que cumplen ya su quinta semana de huelga, se quejaron ayer, tras una reunión de su ejecutiva, de la intransigencia del Gobierno en su aplicación del pacto al sector público.

La conformidad de los trabajadores manuales, uno de los grupos menos cualificados de la masa laboral británica, es un importante precedente en manos de Callaghan para parar las reivindicaciones de otras ramas más técnicas, como la hospitalaria, que ha anunciado que no aceptará un tope del 10 %.

Sin embargo, el fortalecido Gabinete laborista utiliza, además del palo, la zanahoria. El comité de enlace entre el partido y los sindicatos ha acordado en una reunión presidida por el primer ministro la introducción prioritaria en la próxima legislatura de un programa fiscal destinado a recaudar quinientos millones de libras mediante gravámenes al patrimonio de los más ricos.

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