Quince millones de pesetas se precisan para eliminar la contaminación de Bilbao
Bilbao es la ciudad más contaminada de España, en palabras del director general de Acción Territorial y Medio Ambiente, Daniel de Linos, quien aseguró ayer en la capital vizcaína que son necesarios 15.000 millones de pesetas para solucionar de forma duradera sus problemas mediante la transformación de los actuales sistemas productivos y el empleo de combustibles más ligeros.
Estos son los objetivos que se tratan de alcanzar al declarar el Gran Bilbao como zona de atmósfera contaminada, acuerdo adoptado por el último Consejo de Ministros. En opinión del señor Linos Ortiz, Madrid ocupa el segundo lugar en el ranking de la contaminación, motivo por el cual se ha elevado ya al Consejo de Ministros un expediente para que también la capital española sea declarada zona de atmósfera contaminada.La ley de Protección del Ambiente Atmosférico (38/72 de 22 de diciembre) y el correspondiente reglamento (decreto 33/75 de 6 de febrero) establecen que en una zona declarada de atmósfera contaminada el gobernador civil podrá obligar a las instalaciones industriales a emplear combustibles con bajo contenido de azufre y a corregir los quemadores que no cumplan los límites de emisión señalados en cada caso.
El gobernador está facultado, asimismo, previo informe de la comisión provincial de servicios técnicos y oídos los ayuntamientos afectados, a tomar medidas para disminuir los efectos contaminantes de tráfico, a obligar a que las calefacciones utilicen combustibles especiales y a aplicar normas estrictas para disminuir los niveles de emisión de las chimeneas.
Prohibir instalaciones
En última instancia, el Gobierno podrá también prohibir la instalación de nuevas industrias en el área contaminada o la ampliación de aquel las que produzcan emisiones por encima de los límites autorizados.Esta sería, en resumen, la relación de efectos negativos de la declaración, pero existe asimismo su contrapartida positiva, consistente en la habilitación de créditos especiales de carácter oficial para instalar a bajo costo mecanismos correctores de Ia contaminación. Debido a esto los industriales vizcaínos no parecen haberse preocupado excesivamente por esta cuestión, si bien algunos industriales temen que los límites de emisión sean excesivamente estrictos.
No es extraño que la declaración del Gran Bilbao como zona contaminada haya sido objeto de debates en el seno de la corporación administrativa del Gran Bilbao -cuya democracia interna está siendo cuestionada desde hace meses- y en el Ayuntamiento de la capital vizcaína.
El expediente resuelto el viernes por el Consejo de Ministros fue iniciado hace dos años. La Subsecretaría de Planificación se ha en cargado de realizar un estudio, según el cual los niveles de contaminación se encuentran entre los más altos de Europa, a pesar de que las cifras oficiales están infravaloradas por la utilización de métodos inadecuados para la medición del S02. Según este estudio, serían necesarios unos 13.000 millones de pesetas para iniciar una primera acción correctora.
Datos contestados
Estos datos fueron tajantemente contestados por el concejal Alonso Alegre, de quien depende, precisamente, la red de sensores del Ayuntamiento de Bilbao. Según él, esta red indica que la contaminación ha descendido notablemente el último año por el abundante régimen de lluvias y por la disminución de la actividad industrial de la comarca. Pero el señor Alonso Alegre utilizaba en su apoyo fundamentalmente razones económicas, ya que a su juicio los primeros rumores sobre la declaración de zona contaminada desviaron hacia otras regiones 100.000 millones que iban a invertirse en Vizcaya.A título informativo puede añadirse finalmente que el Gran Bilbao comprende diecinueve municipios con una población aproximada de 800.000 habitantes, que conviven en medio de la concentración industrial más importante del Estado español, sobre todo en lo que respecta a empresas siderúrgicas y químicas. Todo ello da origen a una contaminación en la que aparte del SO2 que se mide con los sensores instalados actualmente, conviven otros elementos contaminantes no medibles hoy como son los óxidos de nitrógeno, los hidrocarburos, el ozono, el monóxido, de carbono, los humos y las partículas en suspensión.
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