Rogelio Borras, senador: "En Ocaña los presos viven como bestias"
El senador socialista Rogelio Borrás Serra, miembro de la Comisión de Investigación de los Establecimientos Penitenciarios, ha emitido un informe sobre la visita que realizó al penal de Ocaña el pasado 7 de diciembre. El senador, a quien el director de la prisión, Enrique Caballero, no quería dejar pasar, pese a su credencial, resume su visita diciendo: «Urge que se haga una nueva visita al penal de Ocaña, por un grupo no menor de cuatro senadores, para verificar y ampliar este informe y poder determinar el grado de represión allí existente, para recabar de la Dirección de Instituciones Penitenciarias que habilite un centro que reúna mejores condiciones de salubridad y habitabilidad y traslade a estos jóvenes que allí conviven como bestias.»
El senador manifiesta que deben ir en grupo los parlamentarios, «pues el ir solo implica un grave riesgo, y no por parte de los presos, sino por parte de los funcionarios, que pueden desvirtuar cualquier realidad, como, por ejemplo, que los presos estaban en la parte alta a pesar de las goteras y que los pusieron en la planta baja porque llegué yo».El señor Borrás habla del departamento celular de Ocaña después del reciente motín y dice: «Si antes era inhabitable (... ) ahora es lo más sucio, pestilente y desagradable que imaginarse pueda, corriendo el agua por los pasillos, haciendo servir las pocas celdas que revisten alguna seguridad según el criterio de los funcionarios, incluido, cómo no, el señor director y los antidisturbios de la Policía Armada, que están metralleta en ristre campando por el interior de este departamento. Han amontonado a los reclusos en una sala de la enfermería.»
El senador del PSOE reproduce el texto de una lápida que hay en el penal: «Si se visitasen los establecimientos penales de los distintos países y se comparasen sus sistemas y los nuestros, puedo aseguraros sin temor a equivocarme que no se encontraría régimen tan justo, católico y humano como el establecido desde nuestro Movimiento para nuestros reclusos. Francisco Franco, Madrid, 17 de julio de 1944.»
