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Córdoba

Réplica de los funcionarios de prisiones expedientados por no utilizar porras de goma

Los funcionarios de prisiones expedientados en Córdoba, a raíz de su negativa a intervenir armados en uno de los conflictos del pasado mes de agosto, han replicado al expediente en el que se les imputa falta grave. Como es sabido, el director de la prisión les acusa de desobediencia grave. El derecho elemental del preso a su integridad física, y el que tomar una actitud violenta hubiera resultado contraproducente en la situación de alteración que existía en ese momento entre los presos, son las dos razones fundamentales de su pliego de descargos.Veintitrés funcionarios de la prisión de Córdoba han dirigido escritos individuales al inspector instructor del expediente sancionador abierto contra ellos a raíz de los sucesos ocurridos en la prisión el pasado día 19 de agosto. Alegan en dichos escritos contra cargo único que pesa contra ellos «haberse negado a coger el pasado día 19 de agosto una defensa de goma que, como medida de prevención y por orden verbal de la dirección, les entregó un jefe de servicios, para la realización de un servicio extraordinario de traslación de internos peligrosos de un departamento a otro, y para el que previamente habían sido citados reglamentariamente, así como por su dilación a entrar al interior del establecimiento para prestar su colaboración a dicho servicio extraordinario».

Según el escrito del inspector instructor, Antonio Rodríguez Alonso, estos hechos suponen contravención de la ley Articulada de Funcionarios Civiles del Estado y del Reglamento de los Servicios de Instituciones Penitenciarias, por lo que se les imputa, en concepto de autores, como responsables de una falta grave.

En su pliego de descargo, los funcionarios, a la vista de que la presunta falta ha sido cometida por más de una veintena de ellos, se plantean la siguiente pregunta: «¿Cuáles fueron realmente las causas determinantes de la alteración ocurrida en la prisión que se pretende hacer recaer sobre los funcionarios, sin que tan sólo uno de los superiores aparezca involucrado en, el suceso?» Continúan, estimando que «cuando tantos funcionarios fallan es porque quienes fallan son los que están por encima de estos funcionarios». Añaden que «por los mismo sucesos existe una serie de denuncias planteadas por abogados y reclusos contra la dirección del establecimiento ante los juzgados de instrucción de Córdoba». Igualmente, alegan la aplicación de unos preceptos derogados por el decreto de 16 de agosto de 1969 en la instrucción del expediente.

Respecto a los hechos imputados como falta, dice una de las cartas: «la realidad es que nos negamos a coger una porra de goma y ello por varios motivos. El primero, porque me repugna la posibilidad de pegar a un recluso, ya que la conciencia actual que todos tenemos, y más, lógicamente, los funcionarios del cuerpo de prisiones, es que el preso es un ciudadano con todos los derechos, excepto que está privado temporalmente de libertad. Y, concretamente, el reglamento dice que: «la misión penitenciaria se ejercerá con estricto respeto a la personalidad humana de los recluidos y a los derechos e intereses de los mismos, no afectados por la condena...». Pues bien: el primer derecho de cualquier persona, según establecen todos los códigos y constituciones de los países civilizados, es el respeto a la integridad física, lo que mal se lleva con coger porras de goma para imponer la disciplina a los reclusos».

«El segundo motivo por el que no cogí la porra de goma es porque hubiera sido totalmente contraproducente, ya que tal como estaban de alterados los ánimos en la población reclusa sólo una actitud pacífica, comprensiva, era apropiada para mantener el orden y la disciplina. Intentar pegar a uno solo de los internos hubiera sido echarse encima a doscientos, por lo que resultaba totalmente desafortunado coger aquel instrumento.»

En una tercera alegación se dice que «me pareció necesario poner en conocimiento del director del centro lo que ocurría», para pedirle que entrara en el establecimiento; «se negó a ello y ordenó que se volviese a restablecer el orden, ante lo que se le manifestó el grave peligro en que nos encontrábamos, incluso el que nos matasen, a lo que respondió textualmente: "si hace falta, que los maten"; por ello y como único comentario manifestamos: "Bueno, pero venga usted y que lo maten también".»

Niegan, en definitiva, haber cometido ninguna falta y suplican al inspector instructor que acuerde aceptar el pliego de descargo y absolverlos de las faltas imputadas.

Los hechos a que se refiere el expediente tienen que ver con los acontecimientos registrado en la prisión de Córdoba durante los últimos días de agosto. A la situación de tensión que había en la cárcel, por la lucha reivindicativa de los presos, se añadió la incomodidad creada por los traslados, en este caso de 43 presos, en su mayoría preventivos, procedentes de Carabanchel.

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