Comienza, sin orden del día, la Conferencia de El Cairo
La Conferencia de El Cairo «para la paz del Próximo Oriente» se inicia hoy en la capital egipcia, en el hotel Mena House, a tan sólo quinientos metros del pie de la pirámide de Keops. Asisten a la reunión representaciones de Israel, Naciones Unidas, Estados Unidos y Egipto. El Vaticano, invitado de motu propio, ha conseguido el status de observador. Los grandes ausentes son Siria, Jordania, la URSS, Líbano y la OLP de Palestina. Los participantes tendrán que negociar en primer lugar el orden del día de la conferencia, cuyos objetivos siguen siendo muy poco claros.
A primeras horas de la mañana de ayer llegaba al aeropuerto de El Cairo el avión israelita, de la compañía El Al, que transportaba a la delegación israelita y a una treintena de periodistas. Grandes medidas de seguridad rodearon la Regada del avión que llevaba, en el morro, la primera bandera de Israel que pisa territorio egipcio legalmente y en son de paz. Sin ceremonias, con la máxima discreción, y recibidos con escaso protocolo, los egipcios -que transportan en su avión enormes cantidades de material de trabajo, en cajas de cartón y de metal- embarcaron en una escuadrilla de helicópteros que los trasladó a sus habitaciones del Mena House, centro de la conferencia.El jefe de la delegación israelí, el doctor Ben Elisaar, director del Gabinete de Menallem Begin, no quiso hacer declaraciones a los numerosos periodistas que -esperaban, bajo la lluvia, la entrada de las distintas delegaciones. Sólo sonrisas, saludos y «estamos optimistas».
A media mañana, el adjunto del secretario de Estado norteamericano para el Próximo Oriente, Alfred Atherton, hacía su entrada en el centro de la conferencia con palabras de esperanza y una cita de un mensaje de paz del presidente Carter, en favor de una solución global al conflicto. Atherton y su compacta delegación de expertos pasaron a ocupar sus habitaciones, desde donde mantienen contacto continuo con Washington y con el secretario de Estado, Cyrus Vance, que continúa su gira «apaciguadora» por los países rebeldes a la reunión cairota.
El tercer invitado, el general finlandés Ensio Siilasvuo, jefe de las tropas de las Naciones Unidas en el Próximo Oriente, entraba en el Mena House a última hora de la mañana, con instrucciones recibidas desde Nueva York y, al parecer, con el deseo de no presidir la conferencia para evitar problemas de la ONU con la próxima reunión de Ginebra.
El general Siilasivuo sí aceptó abrir hoy la conferencia -a las once de la mañana- con un discurso que será público, durante la sesión inaugural, en la que intervendrán los jefes de las distintas delegaciones invitadas, para pasar luego al debate secreto y técnico de la reunión.
El fondo de la cuestión sigue siendo el acuerdo global y los puntos difíciles son los palestinos y Líbano. El reconocimiento de Israel y la retirada de los territorios ocupados en 1967 son temas ya superados. La cuestión está en saber si habrá Estado palestino o no, cuál será el futuro de Jerusalén y el status definitivo de Líbano. Quizá lo más importante es que Israel, que podría hacer estos días algún gesto político en apoyo de Sadat, acepta ya la discusión del tema palestino.
Silencio español
Tampoco España tuvo gestión o participación ninguna en esta reunión ni en los contactos secretos y preliminares, según nos lo confirmó el embajador, Manuel Díez-Alegría, quien nos dijo que «no hubo telegrama del Rey, Suárez o del Gobierno a la reunión de El Cairo», por el momento. España guarda silencio. en posición delicada y algo contradictoria. Delicada porque no quiere enfadar a los amigos árabes ausentes, ni puede apoyar a los amigos árabes presentes. Contradictoria, por ser el único país europeo que no reconoce a Israel.
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