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El laberinto de Oriente Próximo

Israel y Egipto intentan ganar tiempo

Israel rechazó ayer su participación en la conferencia sobre Oriente Próximo, convocada por el secretario general de las Naciones Unidas, Kurt Waldheim, a la vez que ratifica su decisión de sondear las perspectivas de paz a través de los contactos directos entablados con los egipcios. En Jerusalén, la atención se centra, pues, en las conversaciones que tendrán lugar en la capital egipcia -en fecha aún no fijada definitivamente-, que tendrán carácter de «informales», mientras los observadores políticos consideran que tanto Israel como Egipto utilizan la táctica de ganar tiempo.

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Israel está preparando activamente la conferencia de El Cairo. Un Boeing 707 de la compañía civil El Al transportará la delegación israelí, los agentes encargados de la seguridad de la misma, y periodistas acreditados. No se sabe si las autoridades de Jerusalén pondrán otro avión a disposición de los periodistas, inscritos en Israel, que no tienen sitio en el primer aparato, ni si los egipcios autorizarán el aterrizaje de este segundo avión, dados los inmensos. problemas de seguridad que plantea, así como las dificultades de alojamiento y transmisiones que El Cairo no parece estar en condiciones de resolver.Se sabe ya ahora que las conversaciones de El Cairo no entrarán en cuestiones de fondo a consecuencia de la ausencia de sirios y jordanos (sin contar, además, con los palestinos). Contrariamente a las apariencias, el Gobierno de Israel no está, en absoluto, decepcionado por el hecho de que, a causa del boicot árabe a la cita de El Cairo, el presidente Anuar el Sadat no haya invitado para esta ocasión al primer ministro israelí Menahem Begin, ni al ministro de Asuntos Exteriores, Moshe Dayan. Todo lo contrario: si todos los Estados árabes vecinos hubiesen respondido favorablemente a la invitación de Sadat, el Gobierno de Begin se hubiese visto obligado, desde ahora, a elaborar un programa y propuestas concretas con vistas a una verdadera negociación de paz.

Tal como las cosas se presentan en este momento, la famosa y controvertida conferencia de El Cairo queda reducida a un modesto forum para llevar a cabo «conversaciones informales» con el objeto de preparar la conferencia de Ginebra, corno dice la invitación oficial.

Egipcios e israelíes buscan, pues, ganar tiempo en una actitud de es pera Sadat intenta dividir el bloque anti-egipcio, dirigido por Argel y Trípoli. Por el momento, el presidente sirio. Hafez el Assad, ha suavizado su posición con respecto al presidente egipcio. Además, y esto es muy significativo, Siria prolongó el martes, con la mayor discreción, el mandato de los «cascos azules» de la ONU, estaciona dos en los montes del Golán, otros seis meses más. Begin, por su parte, necesita algunas semanas, por lo menos, para poner a punto su «política de paz», mientras Estados Unidos vigila todo, deseoso a la vez de salvaguardar al régimen de Sadat y mantener sus posiciones e intereses en el resto del mundo árabe.

Por su parte, el alcalde Elías Freij, de Belén, ha comentado que no se había invitado a los notables árabes de las ciudades ocupadas por Israel a las sesiones de El Cairo y que no cree que lo vayan a ser, informa Efe. « En cuanto comience la reunión veremos lo que sale», dijo.

Radio El Cairo no ha hecho mención alguna a invitar a los notables árabes de la orilla occidental o de la franja de Gaza desde que sugirió la idea Sadat en un discurso pronunciado poco después de su regreso a Egipto.

Con relación a la invitación lanzada por el secretario general de la ONU. en medios generalmente bien informado s de la capital israelí se dice que el globo-sonda de Waldheim trata de ayudar a la Unión Soviética, a Siria y a, otros países a evadir los contactos directos con el Estado judío.

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