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El personal de las Fuerzas Armadas, afectado por las restricciones presupuestarias

La participación de los gastos de defensa en los Presupuestos Generales del Estado para 1978 ha descendido de un modo que medios militares han calificado de «drástico». Mientras en el presupuesto anterior la participación había sido de 15,4 %, la de este año próximo se reduce al 13,2

El presupuesto del Ministerio de Defensa, que por primera vez reúne las asignaciones anteriormente destinadas a los tres ministerios militares, alcanza este año los 188.665 millones, a los que hay que añadir los 542 millones destinados al Alto Estado Mayor. En el presupuesto de 1977 aparecía la función «defensa» con 149.396 millones. El incremento en pesetas nominales ha sido, pues, de 26,2 %, pero la disminución del poder adquisitivo de la moneda ha eliminado prácticamente la virtualidad del incremento. Gravemente penalizados por este fenómeno aparecen los planes de inversión en equipo militar, las pagas de oficiales y soldados, y la alimentación de la tropa.Pero dos capítulos que no figuran en el presupuesto de Defensa, pero que están directamente relacionados con las Fuerzas Armadas, las pensiones militares y la asignación a la Guardia Civil, han gozado de considerables alzas presupuestarias. En efecto, los derechos pasivos militares del presupuesto 1977 alcanzaban 47.440 millones de pesetas, mientras que los de 1978 alcanzan 67.200 millones, lo que supone un incremento del 70,59 %. En el mismo período, los derechos pasivos de tipo civil han gozado de un incremento del 25,19 %.

La Dirección General de la Guardia Civil dispuso, en 1977, de 33.259 millones de pesetas; de acuerdo con el nuevo presupuesto, en 1978 dispondrá de 46.163, lo que supone un aumento del 38,8 %. Una fracción de ese aumento se destina a un plus por peligrosidad en el trabajo, que se asigna a los números del cuerpo a partir de ese año, y que puede oscilar entre las 5.000 y las 7.000 pesetas mensuales. Por otro lado, la Guardia Civil dejará este año próximo de cubrir el 10 % de las plazas disponibles, frente a un 5 % anual de aminorización en años pasados, acreciendo así los recursos disponibles para la fuerza.

Los reclutas, sin embargo, no han visto favorecida su suerte este año. Los diversos estados mayores de los ejércitos habían propuesto una soldada mensual de mil pesetas por soldado o marinero, pero Hacienda ha dejado la paga en las actuales trescientas pesetas. La alimentación de la tropa goza de un incremento del 28,8%, llegando a 112 pesetas por hombre y día, frente a las 140 pedidas por los estados mayores. La dieta de alimentación, a todas luces insuficiente, viene siendo mejorada en el Ejército de Tierra mediante el recurso tradicional de los permisos; pero este recurso no es posible en la Marina, dado el mayor grado de atención que necesitan los barcos.

Los sueldos de la oficialidad han gozado de un incremento medio del 22 %, con mayores aumentos en las escalas inferiores y sólo del 13 % en las superiores, con lo que el poder adquisitivo medio de la oficialidad apenas ha sufrido mejora alguna en comparación con el año anterior. Las mejoras introducidas se han añadido al sueldo base, con lo que se produce, a su vez, una mejora en las pensiones. No obstante, el índice de incremento de los sueldos y pagas de las clases profesionales de las Fuerzas Armadas es menor, según indicaron fuentes militares, que el de la media de retribuciones laborales. En pesetas constantes de 1967, el índice salarial medio nacional subió de cien a 195, y el de los sueldos militares a sólo 135.

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