Las "Elegías" de Cristóbal Halffter
Había anunciado Cristóbal Halffter para su concierto con la ONE un programa que, sobre atractivo, cuadraba excelentemente con su personalidad: un estreno de Renato de Grandis, la Cuarta sinfonía de Ives y la primera madrileña de las Elegías, del propio Cristóbal. Al parecer, el pianista principal que debía intervenir en la obra de Ives se ha visto imposibilitado de hacerlo, con lo que la novedad prevista se convirtió en una nueva audición de la primera sinfonía de Brahms, anunciada por la Sinfónica de RTVE en sus conciertos de 3-4 de diciembre.Si buena parte del público de los viernes se alegró de la sustitución, no faltó una minoría que se sintió desilusionada, lo que manifestó con algunos siseos a Ia salida del compositor. Halffter llevó la obra brahmsiana con buena musicalidad, y en su quehacer se advierte la creciente práctica que viene realizando como director.
La segunda parte estaba ocupada por las Elegías en memoria de tres poetas españoles. Escribimos largo sobre esta partitura con motivo de su estreno en el Festival de Granada. Sólo queda reafirmar las excelentes impresiones, de modo especial en favor del primer movimiento (dedicado a Machado) de gran sutileza acústica y de una realización tan perfecta y escueta como una pintura de Klee. Sin embargo, precisamente durante esta elegía, algunos asiduos de los viernes entorpecieron la audición con toses, producto del catarro en unos casos y de la simple impertinencia, en otros. Como á este público hay que animarlo a golpe de timbal y la última Elegía (a García Lorca) abunda en ellos, la reacción se produjo de modo casi unánime. Los más renuentes se limitaron a no aplaudir, en tanto la mayoría del -Público hizo objeto de gran homenaje al compositor madrileño. A buen seguro, parte de las aclamaciones eran sinceras y comprensivas, pues la obra de Halffter demuestra, una vez más, su maestría, su conocimiento de la orquesta moderna.
La Sinfónica de RTVE, bajo la dirección de García Asensio, nos dio una muy buena versión de la sinfonía Manfredo, una obra casi maldita de Tschaikowsky que se inicia con uno de los mejores primeros tiempos escritos por el compositor ruso, sólo comparable al de la cuarta y la Patética.Ya escribimos el mismo sábado sobre esta obra, así es que resta tan sólo subrayar el excelente trabajo de .García Asensio en todos los aspectos: construcción, andamento, expresividad sin excesos y claridad, sin olvidar la calidad sonora que, fue magnífica.
Ruggiero Ricci protagonizó el Concierto para violín, de Dvorak, que si no puede compararse con el violoncellístico, posee calidad y emoción suficientes para su más habitual programación. Ricci, dueño de excelente técnica y muy bello sonido (a lo que ayuda su maravilloso Guarnerius del Gesu que perteneció a Huberman), expuso la obra con lógica y dominio, pero la sensación por parte del auditorio fue la de un cierto distanciamiento entre el transmisor y lo que transmitía.
Babelia
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