Las buenas intenciones
Infinidad de veces el crítico se ve obligado a dejar a un lado purismos, a olvidarse de lo cinematográfico. Esta actitud es frecuente ante muchísimas películas del género político. No hay razón pues para no condescender también con una película como Perros callejeros. Se trata de una película de consumo con vocación social, tesfimonial. Su puesta en escena es tan mala como la de cualquier película de su autor -José Antonio de la ocasion se Loma- si bien en esta ocasión se diluye ante el tema tratado: la de lincuencia juvenil. El tema cuenta ya con una obra maestra. Los olvidados (1950), película que rescató a Buñuel de su olvido mexicano y de la que Perros callejeros parece querer ser una puesta al día, desde su presentación hasta su trágico final.Pese a sus defectos e ingenuidades, pese a sus abundantes excesos y a su paternalismo, mínimo para lo que es habitual en estos temas, Perros callejeros se redime por su considerable dosis de realismo. De la Loma ha tenido el acierto de utilizar para sus personajes a verdaderos macarras, lo cual da a la película su tono de autenticidad.
Perros callejeros
Guión y Dirección: José Antonio de la Loma. Intérpretes: Angel Fernández Franco, Nadia Windell, Víctor Petit. Española, 1977. Local de estreno: Roxy B
La película describe las andanzas de Torete, un quinceañero de los suburbios barceloneses. Su acoso por la policía está pintado con tintas nada tiernas. La película tiene un lado tosco, salvaje, animal no exento de ingenuidades y de fallos de construcción.
Sería tan injusto decir que Perros callejeros es una buena película como ignorarla por el simple hecho de que su realizador es un habitual del más descarado cine comercial.
Tu suscripción se está usando en otro dispositivo
¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?
Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.
FlechaTu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.
En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.