"Fidelio", en versión de concierto
El año 1803 Beethoven había intentado componer su primera ópera Vestas Feuer (El fuego de Vesta) sobre un libreto de Schikaneder, el mismo autor del de La flauta mágica de Mozart. Su amistad con el escritor y empresario teatral mozartiano provenía seguramente de la admiración que sentía por la maravillosa ópera de Mozart, aportación fundamental del salzburgués a la consolidación de la ópera alemana. De Vestas Feuer sólo llegó Beethoven a completar la primera escena, abandonando el proyecto poco después de iniciado. Dos años más tarde abordaría una nueva creación operística sobre libreto de Joseph Sonnleithner traducido de la obra francesa Leonora o el amor conyugal. Será finalmente su Fidelio, única ópera que nos ha dejado.Si comparamos Fidelio con La flauta mágica, todo se vuelve en contra de Beethoven. En Fidelio falla la estructura dramática, de lo mas convencional, falta un verdadero estudio sicológico de los personajes, no se logra esa equilibrada combinación de farsa, comedia y tragedia, tan idealmente conseguida por Mozart. Aun así, desde el punto de vista musical, y aun del puramente dramático, hay momentos tan conmovedores como para considerar a Fidelio como una pieza fundamental en la creación beethoveniana.
Precisamente su debilidad escénica hace de Fidelio una obra sumamente apta para la versión de concierto, donde pueden apreciarse bien sus extraordinarios valores musicales, con el sello inequívoco de su autor.
La versión de Frübeck, muy germánica en el sentido de cuadrada, inflexible, resultó espléndida en líneas generales,
