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Los Sex Pistols, el "rock" del proletariado

Hace aproximadamente un año y medio hicieron eclosión en Norteamérica e Inglaterra una retahíla de grupos que no pretendían hacer música, que no trataban de epatar a sus audiencias mediante virtuosismos instrumentales y que tampoco perseguían dar la imagen de la estrella pop. Estos grupos pasaron a llamarse en América New Wave, y en Inglaterra, Punk.

Los más caracterizados dentro de este heterogéneo movimiento, que agrupa a fascistas, monárquicos, anarquistas y simplemente gamberros, bajo el manto común de su rechazo a una complejidad musical, muchas veces pretenciosa, son los Sex Pistols.De ellos acaba de aparecer en España su segundo single: God Save the Queen. Los Pistols son el producto más acabado de las tensiones que provoca el paro entre las capas más bajas de la sociedad blanca inglesa. Es la música de desocupados ciudadanos, de jóvenes gamberros airados que no pueden ser otra cosa, de ratas callejeras que desatan su violencia en un escenario para no aburrirse. La historia de los Sex Pistols ha sido la de sus provocaciones y sus prohibiciones. Su primer single, Anarchy in the UK escaló rápidamente las listas inglesas, llegando a vender más de 50.000 copias antes de que EMI (su casa discográfica) lo retirara del mercado y rescindiera el contrato del grupo ante la protesta de otros artistas (entre ellos Rick Wakernan), que no deseaban ver su nombre compartiendo marca de fábrica con estos animales. Poco después los Sex Pistols, comandados por Joliny Rotten (Juanito el Podrido) montaron un número de violencia e insultos, en uno de los más conocidos programas de la televisión británica. Esto y el que sus conciertos finalizaran siempre en batallas campales les ha proporcionado el veto absoluto de casi todas las cadenas de radio y televisión, de las redes de venta de discos más importantes del país, así como la condena por parte de miembros del Parlamento, que explican su punto de vista con una claridad meridiana: «Si la música pop va a ser utilizada para destruir nuestras instituciones, debe ser ella destruida en primer lugar.»Evidentemente, en este entorno puede florecer el más descarnado oportunismo (como en todo movimiento de signos externos espectaculares), y ello ha servido para que fuera descalificado por un amplio sector de la crítica qué sólo ve en él una operación comercial más. Sin embargo, es preciso recordar que ésta es una sociedad regida por una economía de mercado, y que todo lo que en ella se produzca será utilizado por la industria. Este single de los Sex Pistols no es una excepción, pero su validez, su energía y sus implicaciones so brepasan ampliamente la utilización que de él se haga.

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