Termodinámica de Sistemas lejanos al equilibrio
Ilya Prigogine, profesor de la Universidad Libre de Bruselas, que acaba de obtener el Premio Nobel de Química, nació en Moscú, el 25 de enero de 1917, pero sus padres se trasladaron a Bélgica como consecuencia de la revolución soviética, adoptando desde entonces la nacionalidad belga. Actualmente comparte la enseñanza en la Universidad de Texas (de la que forma parte del personal docente desde septiembre de 1967) y en la de Bruselas.Miembro de numerosas sociedades científicas americanas, como la de Ciencias y Artes de Estados Unidos, la Academia de Ciencias de Nueva York, la Academia Rumana y la Sociedad de Ciencias de Upsala, ha recibido el Premio Nobel, según reza la mención de la Academia Sueca, «por su contribución a la termodinámica no equilibrada, particularmente en la teoría de las estructuras disipativas».
Estructuras disipativas es el nombre que Prigogine ha dado a una nueva forma de estructuras ordenadas de la materia bajo condiciones muy lejanas a las que se dan en sistemas que están en equilibrio termodinámico.
La Termodinámica es un gran capítulo de las Ciencias Físico-Químicas, que estudia las relaciones de energía que se dan en el universo. Todos los sistemas en los que la materia está presente son susceptibles de ser estudiados termodinámicamente. La Termodinámica es, pues, aplicable al estudio del motor de explosión, de la célula viviente, al movimiento de un astro o a las relaciones moleculares.
«Con las teorías del profesor Prigogine podemos entender por qué existimos -ha declarado el profesor G. Maelmstrom, miembro de la Academia Sueca-. Naturalmente, lo que no se puede resolver es la cuestión de los orígenes de la vida. Esta teoría, sin embargo, nos hace comprender que estos orígenes no fueron una coincidencia, y que cabe la posibilidad de que se llegue a seguir sus rastros. »
Al conocerse la noticia, un íntimo colaborador del nuevo premio Nobel comentó que «el profesor más o menos esperaba el premio. Era algo natural». El profesor ya había conseguido el Premio Francqui en 1955, por sus contribuciones a las disciplinas en las que es experto y, especialmente, por sus aplicaciones en la teoría de los líquidos y de los procesos irreversibles. En aquella ocasión el jurado aludió al impulso que supondrían los trabajos de Prigogine al desarrollo de la química molecular moderna y a la influencia qué ejerció sobre sus alumnos y colaboradores.
La perspectiva de futuro que abren las investigaciones del nuevo Nobel de Química se proyectan en una mayor comprensión de la dinámica energética del universo en todos los procesos de la materia.
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