Denunciar a derecha y a izquierda
Resulta que un semanario de conocida ideología no representada en el Parlamento saca a la luz pública un documento en el que un popular senador a dedo (tapo pudorosamente el nombre como en su editoríal de 18-9-77) se ofrece al «glorioso Movimiento Nacional» para efectuar unos especiales servicios, pues «cree poder prestar datos sobre personas y conductas». Estamos, según escribe, en el «II Año Triunfal». Este documento, expuesto en forma tendenciosa, pero necesario para conocer quién es quién en el país, provoca un editorial en su prestigioso diario en el que se dice que «no podemos empezar a rememorar la infancia de todos y cada uno de los ciudadanos» (el personaje tenía veintiún años al redactar la carta), que hay que «hacer tabla rasa, optar por el olvido y la indulgencia», que «no hay que mirar hacia atrás o, al menos, mirar hacia atrás sin ira», etcétera.Estas almibaradas frases, que el abajo firmante suscribe en su totalidad, no pueden dejar de resultar chocantes cuando vemos publicadas a diario informaciones y deformaciones sobre hechos y personas en y del pasado franquista. Historias de represiones nuevas, fraudes, carniceritos, leones terratenientes, asesinos de urogallos y otras (la lista sería interminable), escritas con grandes dosis de lo que eufemísticamente se conoce como «mala baba», no han encontrado ni una sola línea de censura en sus editoriales, máxime cuando en el referido afirman que es normal encontrar muchos colaboradores del franquismo (fascismo para ustedes) en el cambio democrático.
La unidireccionalidad en los juicios y la parcialidad en las defensas son una de las razones que hacen enteca nuestra naciente democracia.
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