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Las negociaciones de la izquierda francesa permanecen bloqueadas

«En este momento es imposible, adelantar si se concluirá un acuerdo», afirmó anoche el secretario general del Partido Comunista francés (PCF), Georges Marchais. Eran las siete de la tarde cuando el líder comunista se manifestó realmente preocupado sobre las negociaciones que habían mantenido los treinta representates de los partidos de la Unión de la Izquierda, a lo largo de cinco horas, para intentar rematar la actualización del programa común con vistas a los comicios legislativos de marzo de 1978. Las discusiones continuarán hoy, jueves, a partir de las diez de la mañana.

Será menester recordar que la reunión de ayer empalmaba con la célebre cumbre interrumpida el miércoles de la semana pasada, a causa del abandono de los radicales de izquierdas, que reprocharon, al PCF especialmente, su intransigencia en materia de nacionalizaciones.Al final de este round de la nueva etapa para ultimar un programa de gobierno, el clima era inquietante, según indicó el líder comunista, que se manifestó al terminar los trabajos en la sede central de su partido. Los observadores por su lado, consideraron que la negociación, ayer noche, quedó bloqueada.

¿Por qué? El problema de las nacionalizaciones, una vez más, fue el muro de contención insuperable. El Partido Comunista, según reafirmó su secretario general, «ha hecho todas las concesiones posibles, y ya no esperamos más que nuevas proposiciones de los socialistas y de los radicales de izquierda. Nosotros hemos hecho ya nuestro esfuerzo, todo lo demás depende de los otros». Es decir, el programa de gobierno que la oposición le presentaría a los franceses y, en definitiva, el porvenir de la Unión de la Izquierda, en estos momentos, sólo depende de las concesiones que pudiesen hacer los señores Francois Mitterrand y Robert Fabre, líderes de los socialistas y radicales de izquierda. El PCF, a juzgar por el tono, la preocupación y las palabras del señor Marchais, ya no estaría dispuesto a mover ni un dedo.

La divergencia que separa a los comunistas de los socialistas y radicales de izquierda se centran los puntos siguientes:

El PCF pretende nacionalizar los nueve grupos industriales ya previstos en el programa de 1972, además de la banca y un sector más, el de la siderurgia, que no aceptan el PS y el MRG. Pero la fosa más profunda concierne a la interpretación que cada una de las dos partes hace de la noción de «grupo industrial»: Para el PCF se trata de la casa-madre y de todas las filiales en las que la primera posee más del 50 % de las acciones; para el PS y el M RG se trata de la casa-madre y de las filiales que son propiedad total suya. Estas variaciones, a la hora del recuento de las empresas nacionalizables, dan los resultados siguientes: el PCF exige que 720 empresas pasen al sector público, contra las cien escasas que proponen el PS y los radicales de izquierda. En espera de la renudación de los trabajos, este jueves, y de la última palabra que los comunistas han puesto a disposición de los socialistas y radicales de izquierda, anoche, no pocos, volvían a preguntarse por enésima vez si realmente el PCF desea reaImente llegar al poder.

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