I. Cavero, ministro de Educación: libertad de enseñanza, sin comentarios
-¿Cómo concretaría el ministro la defensa de la libertad de enseñanza a nivel de la financiación de los centros de iniciativa privada?(A esta pregunta, el señor Cavero no nos ha dado ninguna respuesta.)
-¿Es partidario de la existencia obligatoria de un estatuto del centro, en el que se definan claramente los ámbitos concretos de participación del promotor, los padres del alumno, los profesores y los alumnos mismos?
-Nuestra contestación es, evidentemente, positiva, e incluso podríamos decir más, ya están perfiladas a nivel de proyectos los textos legislativos correspondientes: el famoso decreto de plantillas, el reglamento de centros y el decreto regulador de las asociaciones de padres, con las consultas y actualizaciones que fueren precisas, contienen ya las ideas matrices por las que se pueden regular la vida de los centros de EGB en sus aspectos más importantes y sólo es preciso dar los últimos pasos para que estén a punto.
-¿Es el ministro partidario de sustituir el vigente sistema de selectividad universitaria?
-El vigente sistema de selectividad universitaria no puede considerarse satisfactorio. Sin necesidad de cambios drásticos, parece indudable que puede ser perfeccionado. No se olvide, por otra parte, que el curso 1978-79 va a representar una pausa en cuanto al acceso a la Universidad, ya que para ese curso los centros de enseñanza media no proporcionarán alumnos en razón a la sustitución de un plan de estudios por otro.
-¿Cree usted que la tan solicitada autonomía universitaria requiere previamente un marco jurídico adecuado o podría ir fraguándose en cada universidad a través de claustros tripartitos y paritarios?
-Estimo que la disyuntiva así planteada no puede aceptarse rígidamente. La Universidad podrá proponer una normativa para su funcionamiento, pero es obvio que tales normas no pueden chocar con el ordenamiento jurídico general. Parece plausible, por otra parte, que unas bases generales puedan ser establecidas previamente, no sólo para procurar una armonización con las normas jurídicas vigentes, sino también para evitar una excesiva disparidad en la regulación de las distintas universidades. Tan malo puede ser el uniformismo absoluto como la diversidad exagerada en unos centros que al fin y al cabo constituyen instituciones públicas al servicio de toda la sociedad española.
18 septiembre
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