La Comunidad Económica Europea quiere retrasar el proceso de su ampliación
El «conclave» de reflexión de los trece miembros de la Comisión de las Comunidades Europeas, dedicado el pasado fin de semana a la problemática que plantea la ampliación del Mercado Común, inclina a pensar que se intenta un montaje destinado a retrasar la incorporación de Grecia, Portugal y España a la CEE.El retiro de dos días en las Ardenas belgas, lejos del mundanal ruido... y de la prensa, sirvió para debatir una estrategia que puede resumirse en cuatro puntos: afirmar los principios democráticos de las Comunidades Europeas; rechazar, la idea de diluirse en una «zona de libre cambio»; asociar los futuros Estados miembros a algunos trabajos de la CEE y, en definitiva, frenar el entusiasmo de los Gobiernos de Atenas Lisboa y Madrid, en su camino hacia Europa.
Para hoy se espera un debate de los ministros de Asuntos Exteriores de la CEE, que concluya con el encargo a la Comisión Europea de preparar un informe sobre la candidatura de España al Mercado Común.
Declaración política
Del conclave de La Roche-En-Ardennes se deduce que la Comisión Europea prepara un proyecto de declaración política, destinado a fijar los principios de la democracia pluralista en que deberán inspirarse todos los Estados miembros, del Mercado Común.
La declaración, que debería aprobarse paralelamente con la celebración de la primera elección directa por sufragio universal del Parlamento Europeo -para la que no hay todavía fecha definitiva- puede ser la piedra de toque para imponer un primer frenazo a las prisas de los nuevos candidatos. A pesar de que pueda ser estímulo para que las «jóvenes» democracias mejoren y consoliden sus libertades.
Otro punto capital de la reflexión de la Comisión pasa por los aspectos institucionales y económicos de la extensión de la CEE de los nueve a la CEE de los doce. Es evidente que habrá que reformar las instituciones, principalmente en cuanto a decisiones políticas, hoy por hoy tomadas por unanimidad.
La idea de los comisarios, de otra parte, es que la agricultura no es el único «punto negro» de la ampliación. No hay que olvidar los desequilibrios regionales (en una CEE que cuenta con un promedio de 4.500 dólares de «renta per cápita», contra una escala de 1.500 a 2.000 en los tres países candidatos), el sector industrial, la libre circulación de mano de obra y la formación profesional.
Volviendo al sector agrícola, que será de todas formas el núcleo de la polémica, la comisión considera que habrá que arreglar primero los problemas internos del agro mediterráneo (mezziogiorno italiano y midi francés), antes de dar paso a la libre entrada de productos agrícolas griegos, españoles o portugueses.
La Comisión Europea concluyó sus reflexiones con la idea de tomar una serie de compromisos políticos con los Gobiernos de los países candidatos para preparar «acciones comunes» con vistas a la ampliación. Queda por precisar cuáles serán estas acciones.
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