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Los congeladores de pescado insisten en la petición de aumento de precios

Representantes del sector congelador pesquero se encuentran empeñados en conseguir de la junta superior correspondiente, un aumento del precio de sus productos de un 30% que les permita salir de la crisis económica que, según ellos, atraviesa el sector, como consecuencia de la política que a este respecto ha seguido la Administración en los últimos años.

La medida adoptada por el Ministerio de Comercio de reducir los derechos compensatorios a las importaciones de pescados congelados, de 15.000 a diez pesetas la tonelada, en respuesta a las prácticas seguidas por el sector, que mantenían desabastecido el mercado en un alto porcentaje, fue mal recibida por los industriales. El Ministerio de Comercio, del cual dependían hasta ahora y al que habían considerado su mejor aliado, demostró con esa medida un cambio de política favorable al sector congelador.Desde estas mismas páginas se denunciaron, en su día, todas las irregularidades que el sector congelador llevaba a cabo y que terminaron con el desabastecimiento de diecisiete provincias españolas que se vieron privadas de consumir pescado congelado. A pesar de ello, de que el sector reconoció la existencia de stocks suficientes para atender el normal consumo y de que las acusaciones realizadas por EL PAIS (2 de septiembre) han sido reconocidas por los mismos congeladores, ya que existen pruebas determinantes de ellas, la petición de aumento de precios continúa, a la vez que el desabastecimiento, aunque reducido, se mantiene en algunas provincias. Lo que es más grave, según informaciones fidedignas recogidas por EL PAIS, algunos congeladores han aumentado los precios por su cuenta y riesgo en un 20%, sin esperar el informe de la Junta Superior de Precios, lo que supone una nueva práctica ilegal, que se viene a unir a las realizadas por el sector en los últimos años.

Razones de los congeladores

Los empresarios congeladores mantienen una serie de argumentos para conseguir que los aumentos de precios adoptados unilateralmente puedan ser aceptados.En primer lugar, consideran que es necesario contener los precios, aunque no a un nivel que puede hundir la flota. A la vista del cuadro adjunto puede verse el desarrollo de los precios en los últimos años, durante todo un período que han gozado del favor del Ministerio de Comercio. Como puede comprobarse, los incrementos experimentados por el sector vienen a ser, por lo general, muy superiores a los del coste de la vida.

Acusaciones de los empresarios

Acusan los congeladores a la Administración, de no haber sido consultados en una medida como la de reducir los derechos compensatorios a la importación. Resulta paradójico que el sector demande esta premisa cuando en abril de 1975, fecha en que se impusieron estos derechos, los que no fueron consultados fueron los comerciantes y los consumidores, aunque sí los congeladores, grandes beneficiados de la medida.Defendiéndose de las acusaciones de EL PAIS, los empresarios congeladores manifiestan que ellos no elevan ilícitamente los precios, sino que son precisamente los mayoristas los que les imponen el precio de venta. Esto se contradice con los elevados precios que estos productos tienen en el mercado. La única forma de obligar a los mayoristas a pagar precios más elevados de los permitidos es cuando no hay suficiente pescado para atender a la demanda. Las «pujas» al alza de los mayoristas no se producirían si hubiese suficiente suministro. Por otra parte, es un gran contrasentido el hecho de que sean los comerciantes los que impongan unos precios de venta cada vez más altos como está ocurriendo.

Sobre la libertad de importación otorgada por el Ministerio de Comercio, al reducir los derechos compensatorios, los congeladores la consideran absurda, ya que con los stocks existentes se puede cubrir toda la demanda. Si el consumo actual se viene cifrando entre cien y 120.000 toneladas por año, en virtud del desabastecimiento de pescado fresco, esta cifra puede alcanzar las 144.000 toneladas. En el caso de que existan stocks, cabe preguntarse cómo es posible que ante el problema de desabastecimiento la Administración no exija la salida de las existencias del producto almacenadas. En el caso de que no existan stocks, no queda más remedio que importar.

Anquilosamiento del sector

Los congeladores utilizan como argumentos el crecimiento de las principales magnitudes del sector y relacionan el crecimiento del salario mínimo con el precio percibido por el armador. Estas cifras, más que resultar un punto de apoyo para el sector, suponen el fiel reflejo de su anquilosa miento. Según estas estadísticas, en los últimos once años el crecimiento de las variables ha sido el siguiente: salario mínimo diario, 458,33 %; precio de venta del armador de la merluza número cinco, 425%; precio de venta del armador de la merluza número uno, 374,75%. Si la Junta Superior de Precios aceptara el aumento solicitado por los armadores del 30 % la relación se convertiría en la siguiente: salario mínimo, 458,33 %; precio venta de la merluza número cinco, 522,50 %; precio venta merluza número uno, 487,15 % lo que supondría un beneficio sustancial, aun en el caso de una revisión del salario mínimo.Así las cosas, el Ministerio de Comercio ha comenzado a distribuir las licencias de importación, aunque continúa manteniéndose a la expectativa de las decisiones del sector, aunque éstas vayan en detrimento del mercado y no ayuden, a mantener la transparencia necesaria del mercado, en que tanto insiste el actual equipo económico.

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